Alonso Vera, mejor conocido como “Pata de Perro”, es un viajero empedernido. Para él, poder viajar es un regalo y un privilegio que la vida le ha dado sin previo aviso.
En entrevista, Alonso nos cuenta algunas historias, anécdotas y experiencias vividas durante su recorrido por el mundo. También nos habla sobre la serie que conduce para National Geographic llamada “One Wey”.
¿Nos puedes hablar sobre tu oficio?
Yo siempre he dicho que mi oficio es viajar, fue algo circunstancial, no tomé la elección consiente sino que la vida me fue llevando a eso.
En un principio, yo iba a estudiar medicina, había hecho mi examen de admisión para la UNAM y me habían aceptado pero, cuando se fue a huelga en el 99, me quedé sin posibilidad de estudiar. Alguna vez un maestro de química me dijo: “si tú quieres viajar, tienes que ser monje o millonario”. Entonces opté por la vía monástica y me fui a vivir a un monasterio en Inglaterra cerca de Wimbledon, estuve ahí un tiempo y aprendí a vivir en comunidad, siempre con la intención de la medicina.
Terminé por asares del destino en Australia, trabajando en granjas de berenjenas, de espárragos, de mango. Luego aprendí a bucear y trabajó como buzo en Nueva Zelanda. Luego descubrí el sureste de Asia y, de pronto, estudiar medicina pasó a otro tema. Cuando volví a México tenía una gran cantidad de cosas que quería compartir.
Empecé a escribir mis experiencias de viaje y poco a poco se fue convirtiendo en mi oficio, entonces hoy día mi oficio es contar historias que inspiren a que la gente viaje. Viajar se ha convertido no solo en mi oficio, también en mi estilo de vida.
¿Tienes alguna anécdota de viaje que nos puedas compartir?
Cuando visité por primera vez el archipiélago Indonesio, hace ya quince años, andaba yo cansado del proceso natural del turista, del back-packer en ese momento, que te reúnes con gente que no conoces y cuentas tu historia, de donde vienes, a donde vas, que has visitado, se vuelve como muy cíclico, y así empecé a darme cuenta que podemos durante el viaje ser lo que queramos ser.
En Indonesia fue la primera ocasión que tuve la posibilidad de vivir una experiencia de total plenitud y autenticidad con otra cultura. Pregunté a una persona en la calle, a un querido amigo, si conocía a un médico brujo y me dijo que su bisabuelo era uno y me llevó a conocerlo. Al principio pensé que iba a ser un timo turístico, pero terminó siendo cierto que su bisabuelo era un “balean” como le llaman a los médicos brujos. Tenía más de cien años, quince esposas, todos sus dientes y era heredero de un linaje muy importante de medicina tradicional, basada en la herbolaria y en el uso de los mantras, que son como palabras de poder, rezos en sanscrito; curan afecciones desde estomacales y fiebres hasta cuestiones tremendamente místicas y mágicas divertidísimas.
Me tomó como su aprendiz y estuve algún tiempo aprendiendo algunas técnicas de medicina tradicional balinesa. El día de mi iniciación, sucedió un ritual muy emotivo, en presencia de toda la comunidad en Bali. Después me invitaron a tener una convivencia con todos en un festín y llegaron mis amigos del pueblo con algo adentro de una bolsa que se movía (yo sabía que lo que fuera a salir de esa bolsa iba a terminar siendo la cena). En Indonesia se comen todo, dicen que si tiene cuatro patas se come, menos la mesa, y que si vuela se come, menos el avión. De la bolsa salió un perro, inmediatamente lo desollaron, le sacaron el corazón, lo frieron en aceite de coco y me lo dieron a comer, fue parte de mi iniciación.
¿Cuando viajas extrañas México?
Depende la situación y el momento. Tengo el privilegio de ser padre desde hace poco más de un año y creo que el viaje te permite muchas cosas, entre ellas extrañar lo que es importante en tu vida.
De pronto, no extrañas ciertas cosas que creías importantes, y luego, te das cuenta que las cosas que verdaderamente valoras, ameritan que dediques tu tiempo, tu cabeza, tu emoción a recordarlas y que te genere un sentimiento de extrañamiento, una nostalgia. Sin embargo, me he acostumbrado a no extrañar, porque yo siento que la casa de uno es la aceptación, no es un espacio físico, es un estado de la mente.
Cuando viajo no extraño, cuando viajo físicamente simplemente estoy cumpliendo con lo que siento que de manera natural es lo que me toca vivir en el momento, y la nostalgia o el sentimiento de lo que no está conmigo físicamente, no es extrañamiento sino se convierte en un amor, y en valorar lo que verdaderamente es importante.
¿Cuantos países has visitado?
Hace tiempo dejé de hacer cuentas, siempre me ha molestado mucho el coleccionismo geográfico. No soy partidario de ir coleccionando banderitas y estar ostentando el privilegio que implica trasladarse por el mundo, pero hemos estado físicamente en más de 80 países en cinco continentes.
Me cuesta trabajo decir que he estado en algún lugar. Siempre he creído que para ganarte el derecho de decir que has estado en algún lugar, hay que habitarlo, trabajarlo, vivirlo y conocerlo a profundidad. Me costaría trabajo decir cuántos lugares verdaderamente he habitado pero, tengo un compromiso con cada uno de los destinos que he conocido.
¿Cuál es el país que más te gusta?
Depende del tema. Me gusta mucho comer en ciertos países, me gusta mucho comer en Francia y admiro mucho su devoción para con la comida y el detalle con el que la trabajan, con el que se esmeran para perfeccionar un platillo, para llevar al mejor punto posible un ingrediente.
Me gusta mucho comer y bucear en México; caminar por las calles en Turquía, disfruto mucho subir volcanes en Indonesia. Yo te diría que en cualquier lugar del mundo, encuentro alguna pasión o algún amor.
Pero si hablamos de lugares específicos, yo te diría que respeto o admiro y disfruto más los que resguardan su autenticidad. Hemos perdido en el afán de ser accesibles al turismo masivo (destinos nacionales e internacionales) por estas ganas de satisfacer a una tribu de turistas.
Yo admiro los destinos que resguardan su autenticidad y que se mantienen a sí mismos como únicos y que tratan de compartir eso, lo que es de ellos.
¿Nos podrías platicar un poco sobre “One Wey”?
Siempre he creído que el mayor lujo en nuestros tiempos es tener tiempo para viajar. El tiempo es un lujo y viajar es medicina en todos los niveles: en lo personal, en lo colectivo, en lo económico…
Ya que mi misión en la vida es inspirar a viajar, la serie busca ser un espacio donde compartamos historias de diversos destinos nacionales e internacionales. En esta búsqueda de experiencias auténticas, llegamos a visitar todo tipo de hoteles, de restaurantes, a realizar todo tipo de actividades de naturaleza, culturales, históricas, participar en festividades, festivales y, sobretodo, conversar con la gente.
“One Wey”, el nombre de la serie, proviene de “wey” (güey) como lo usamos en algunos países latinoamericanos. Más que decir “un camino”, como seria la traducción literal, estamos quitando el protagonismo del que resulta ser un intermediario entre el destino y su audiencia. Porque solo soy eso, un puente que permite compartir esos encuentros, esas conversaciones con artistas, artesanos, arqueólogos, activistas, hoteleros, restauranteros…quiero que nuestra audiencia sienta que está de viaje, que escuche las historias de los otros sin que le importe quien está realizando el trabajo periodístico.
“One Wey” es una guía práctica de viaje en un formato accesible para la vida contemporánea gracias a las plataformas digitales accesibles para todo Latinoamérica; está subtitulado en inglés y en español para poder ser aún más accesible y con un capitulo semanal. Cada mes está dedicado a un destino nacional o internacional.
Comenzamos en octubre del año pasado con la Columbia Británica en Canadá y a partir de ahí hemos publicado 30 episodios, en donde se han revisado cuestiones tremendamente atractivas.
Pensando en tu medio como un espacio en donde se reúne la gente que busca experiencias de lujo, creo que esta serie y mi trabajo en general pudiera ser relevante, porque buena parte de las experiencias podrían ser consideradas de lujo. En hoteles, en islas privadas, expediciones en helicópteros, buceo en cenotes con guías extraordinarios, visitas a restaurantes con tres estrellas Michelin en Francia y conversaciones con los chefs y con los dueños. No tiene una connotación elitista desde el punto de vista económico, como pudiera ser una primera lectura de lujo, sino que tiene más bien una connotación elitista para con los curiosos..
¿En qué te basas para elegir el próximo destino?
Normalmente buscamos dos cosas: tener posibilidad de mostrar el amplio espectro de experiencias disponibles en el planeta y, la línea editorial. La calidad de National Geographic como identidad, como marca, como esfuerzo, con más de cien años buscando fomentar que se cuide el planeta a través del entendimiento.
Diseñamos experiencias con destinos que están comprometidos con la promoción en un nivel latinoamericano, que estén entusiasmados de compartir historias como las que estamos buscando y que tengan también este elemento de autenticidad que estamos buscando constantemente, que es una joya muy preciosa, destinos que se reconocen a sí mismos y que nos permiten descubrirles y compartirlos.
¿Cuál es tu próximo destino?
Estoy preparando una serie muy especial en la ciudad de México, considero que es un espacio extraordinario. Toda su historia y su riqueza, sería muy difícil poder cuajarla en capítulos breves. Entonces, estoy haciendo un corte, un segmento en función de la comida. Estamos haciendo en National Geographic a nivel global, una reflexión sobre el futuro de la comida.
Hay mucha gente extraordinaria, una generación de cocineros que aquí tienen sus restaurantes, que están planteando una nueva gastronomía mexicana.
Cada día es más cotizada, más valorada a nivel internacional. Hay también una camada de productores de productos cercanos a la ciudad, que brindan una alternativa de productos frescos y orgánicos sin tanto impacto medioambiental, hay gente dedicada a la salud a través de la medicina y también siento que pudiera ser considerada como capital gastronómica de Latinoamérica.
Quiero explorar desde la madrugada, con una amiga francesa, los mejores chocolatines de México, y luego, desayunar un atole y un tamal en la calle, tal vez después almorzar con albañiles en alguna obra y comer en la mesa de los chefs más importantes de la ciudad, y así, ir descubriendo la ciudad a través de su comida, e ir reflexionando en conjunto con los líderes de la industria sobre cuál es el futuro de la comida.
Le sigue una nueva expedición a la Amazonía en Perú, una nueva expedición en Indonesia, en Chile, estaremos en Jordania, en Israel, en Tierra Santa, vamos estar también en Nueva Zelanda, en California, Baja California.
¿En qué otros proyectos estas participando?
De manera natural, escribo en la columna en el periódico Reforma en la sección de Viaje, y colaboro en diversos medios editoriales y revistas, sobre todo que están enfocadas en estilo de vida. Busco que con cada visita se genere material suficiente para compartir la historia. Estoy también diseñando experiencias a partir de mis producciones, que pronto estarán disponibles para quienes quieran vivir en carne propia las experiencias que estamos narrando o compartiendo.
Creo que es una aportación importante a la industria, sobre todo para la gente que quiera vivir experiencias realmente extraordinarias, que pueda estar disponible, recrear esas mismas actividades, esos mismos encuentros que estamos teniendo durante nuestros viajes.
También produzco todo tipo de contenidos radiales y audiovisuales para diversos tipos de medios pero el foco está en la promoción de las experiencias de vida.
¿Dónde podemos ver la serie?
Puedes leer una columna editorial en la revista y verla en el sitio de National Geographic en español, ngenespanol.com. El capítulo de la semana está disponible en la página de entrada y hay un pequeño micrositio con las temporadas.
¿Qué le podrías decir a nuestros lectores para invitarlos a que vivan experiencias de viaje?
Mi invitación seria a seguir su instinto. Somos seres que genéticamente tenemos la necesidad de estar en movimiento y significa enfrentarte a situaciones nuevas, que estimulan tu parte creativa, que le hace bien a tu cuerpo, salir de tu zona de confort, te permite darte cuenta que hay otras formas de hacer las cosas, otras formas de pensar, otros chistes, otras comidas.
Te permite darte cuenta que eres mucho más de lo que imaginaste ser y depurar tu vida, dimensionar tus problemas y tener situaciones atípicas, que pases cansancio, frío, hambre, situaciones que ya no estamos tan acostumbrados en la ciudad, que las cosas salgan mal, que no este lista tu reservación, que este frío tu soufflé de chocolate…
Los invito también a que sean muy exigentes con los contenidos que consumen vinculados al tema de viajes y que escojan bien sus fuentes de inspiración. Lo que importa es que tomen la decisión de viajar, porque no nos damos cuenta pero somos animales tremendamente acostumbrados a hacer lo mismo y eso es mortal.
¿Podemos seguir tus experiencias a través de redes sociales?
Sí, estoy tratando de emigrar parte de las experiencias a las redes sociales. Yo nací en un medio editorial que poco a poco ha visto la transición a algo más visual, menos editorial, de ahí el esfuerzo con National Geographic.
Tengo una cuenta en twitter que es alonsovera, en donde, durante las producciones, comparto fragmentos de lo que está sucediendo.
Durante mis noches en vela comparto reflexiones de lo que estoy leyendo, lo que estoy viviendo y todo sobre los nuevos episodios que se están transmitiendo o las nuevas publicaciones que estamos realizando. Si tienen interés en contenidos vinculados a estas experiencias de vida, podría ser otra de sus fuentes.
Para seguir sus experiencias de viaje:
“One Wey”: www.ngenespanol.com
Periódico Reforma: Sección de Viajes
Twitter: alonsovera