Habíamos recibido la invitación para asistir a la inauguración de TinoVino, y nos había llamado la atención el nombre, y por tal o cual no pudimos ir, y días después, nuestro buen amigo Mike Verduzco y la muy querida Ceci Revuelta, nos hicieron la invitación para conocer este restaurante español en Palmas.
La gran sorpresa de la tarde, fue sin duda alguna, la presentación con Fernando Hevia, hijo de el famoso Don Florentino Hevia, quién desde los 60´s fue un gran empresario restaurantero y quién marcara época con grandes restaurantes como el Charleston, el Correo Español y otros más, que son recordados hasta el día de hoy. Fernando, quién es psicólogo, decidió hace un año, junto con su socia Karla García Teruel, hacer un homenaje a la cocina de su familia y a la gran cocina española. Durante la deliciosa charla que tuvimos, nos platicó que la familia Hevia hace cabrito desde hace 60 años, y recuerda que en el “Charleston” congelaban 25,000 cabritos y tenían una de las colecciones de vinos y licores más grandes en México, tan grande que hace un par de años La Europea se las compro y forma hoy parte del Museo que tienen en su sucursal de Plaza Carso. El creador de TinoVino nos platica que en un buen día de la madre, el Charleston tenía hasta 3,000 comensales! Por lo que ir a comer cabrito con la familia Hevia es un must!
El nombre del restaurante surge en honor a Don Florentino, a quién apodaban Tino, y Vino, por el interés en promover la cultura del vino ofreciendo una gran variedad de estos, tanto a nivel internacional como nacional. Y la promesa del buen vino, queda totalmente cumplida, ya que es de los únicos restaurantes en la ciudad en donde se puede catar por copeo extraordinarias etiquetas, 16 para ser exactos, desde un Terrazas de los Andes, hasta un Icaro, pasando por unos extraordinarios españoles de la región de Penedés. TinoVino cuenta con unas máquinas Enomatic que mantienen las botellas en perfectas condiciones aún habiendo sido abiertas, así cada cliente podrá disfrutar o probar grandes etiquetas de vino a un excelente precio.
Para esta comida nos prepararon los platillos insignia del restaurante que son para un día caluroso, tal y como en el que visitamos este lugar, Gazpacho, para seguir con unos triángulos de jamón serrano rellenos de queso manchego, rellenos de alcachofa y pesto caliente, en maridaje con un extraordinario vino rosado español de la región de Penedés, el cual explotaba con el jamón, continuamos con el atún a la piedra, realizando una armonización perfecta con Vino de Piedra, mezcla de Tempranillo y Cabernet Sauvignon, traído directamente de San Antonio de las Minas en Baja California. Continuamos con el chuletón de buey a la piedra, dos platillos extraordinarios que son preparados en la mesa, con estas piedras hirviendo, las cuales hacen la función de planchas, y en donde las carnes se funden y conservan sus jugos, simplemente deliciosas. Otros de los platillos que encontramos son las croquetas de papa con trufa, los muy clásicos huevos rotos, preparados con mojama, que es una salazón muy apreciada del atún, hecha con los lomos del descargamento y el descargado tras sufrir un proceso de curación en salazón y oreo, riquísimos! Y por supuesto el platillo que sorprende a todos los paladares, el famoso Cabrito Tino creado con la misma receta herencia del «Charleston.»
En TinoVino, se busca la fusión entre la historia y la novedad, se propone un concepto más nuevo donde los clientes puedan probar nuevas recetas de la cocina española que aún no se conocen en México, con una decoración europea moderna, la cual estuvo a cargo de la diseñadora Liora Rimoch y Carla García, socia del lugar. Un espacio colorido e interesante. El restaurante cuenta con una cómoda terraza para fumadores, una zona para eventos privados, zona de niños en fines de semana, rampa para discapacitados y servicio de valet parking.