Al sur del Támesis, frente a la City y lejos del Parlamento y de los centros turísticos de Londres, un barrio de protección oficial se ha convertido en la meca para foodies y hipsters.
En Bermondsey, ese barrio al que pocos querían ir, todoc comenzó a cambiar con la apertura del museo Tate Modern, lo que incentivó la llegada de artistas, creadores y chefs jóvenes con ofertas alternativas y de calidad.
Así, Bermondsey en el lugar «en el que hay que estar» y para los viajeros, el que hay que visitar en callejones como Maltby o calles como Druid.
En la calle que da nombre al barrio se alternan restaurantes con tiendas de diseño como el Fashion and Textile Museum, que hasta mayo ofrece una exposición sobre influencia textil de artistas como Wharhol y Picasso.
Otras tiendas como Peter Layton London GlassBlowind dan cursos para aprender a soplar vidrio, debiendo disponer de tiempo para visitar la galería White Cube, estrenada en octubre de 2011.
En la orilla sur del Támesis, y con unas vista espectaculares, encontramos el London Desing Museum, que hasta junio tiene una exposición temporal dedicada al diseñador británico Paul Smith.
Si lo que se busca es el lado gastronómico, en Maltby podemos encontrar un reducto con comida de todo el mundo. Se trata de Tozino, una taberna española comandada por un galés y una aragonesa, que ofrece -entre otras cosas- los mejores jamones de España.
En esta calle también se encuentra Tamal.co.uk, regenteado por Oliver Villegas y Fabiola Manza, que ofrecen comida mexicana auténtica.
Para los amantes de los quesos se encuentra Kase Swiss, una excelente quesería suiza, en tanto que Comptoir Gourmet se ofrece para degustadores de la pastelería francesa.
Otra visita que no puede dejar de realizarse es al mercado de Borought, establecido desde 1755, que además de ser el lugar donde compran los grandes chefs de la ciudad, se ha convertido en uno de los centros de atracción para los visitantes por la gran cantidad de tiendas, delicatesen y restaurantes.
Cerca del mercado se ubica el último rascacielos de la ciudad, The Shard, desde cuya última planta (a 310 metros) se disfruta una de las mejores vistas de la Londres.
Con información de El Universal