El estrés es la respuesta del cuerpo a condiciones externas que perturban el equilibrio emocional de la persona. Podemos entenderlo como una sobrecarga para el individuo, que depende tanto de las demandas de la situación como de los recursos con los que cuenta el individuo para afrontar dicha situación.
Se tiende a creer que el estrés es consecuencia de situaciones externas a nosotros, pero en realidad se trata de un proceso en el que interaccionan las circunstancias del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Es decir, que suele ser nuestra interpretación lo que potencia una reacción negativa de estrés, más que la situación a la que nos enfrentamos, según información de pfizer.es.
El estrés se puede manifestar a través de:
Emociones/Pensamientos: ansiedad, carácter irritable, inestabilidad del ánimo, dificultad para concentrarse, excesiva autocrítica, olvidos.
Conductas: reacciones impulsivas, trato brusco a los demás, aumento del consumo de tabaco o alcohol, aumento o disminución del apetito.
Síntomas físicos: manos frías o sudorosas, molestias de espalda o cuello, alteraciones del sueño, dolor de cabeza, fatiga, problemas digestivos.
¿Cómo podemos prevenir el estrés?
• Realiza una actividad física que te guste: camina, nada, corre, por lo menos tres veces por semana durante cuarenta minutos en cada oportunidad.
• Toma baños de inmersión con agua tibia y sales.
• Mantén horarios regulares para dormir.
• Date permiso para decir ‘no’.
• Lleva una alimentación balanceada, con frutas y verduras y porciones moderadas.
• Evita la ingesta excesiva de alcohol y cafeína.
• Descubre y expresa tus sentimientos: expresa lo que sientes sin hacer daño a los demás.
Si los síntomas de estrés persisten durante varias semanas, es posible que necesites una evaluación médica y psicoterapia de apoyo para aprender nuevas técnicas que te permitan dominar la situación.