Tres años después de que inició la resistencia armada de indígenas de Quintana Roo, conocida como Guerra de Castas, en 1850, los mayas estaban casi derrotados. Para darse valor y sentirse protegidos recurrieron a la Santísima Cruz, conocida popularmente como la Cruz Parlante, y al rendirle culto surgió La maya pax, música ligada con la guerra y las plegarias religiosas.
Se trata de la música tradicional litúrgica de los indígenas de la entidad, que se interpreta en los santuarios e iglesias mayas macehuales durante las fiestas patronales y en las que se adora a la Santísima Cruz que los guió durante su lucha, la cual comenzó el 30 de junio de 1847 y duró alrededor de 50 años.
A través del documental La música de la guerra y de los dioses: La maya pax, un equipo de antropólogos recuperaron los testimonios de músicos mayas macehuales de Quintana Roo, en torno al ritual y a la práctica de este género tradicional que tiene más de 150 años de historia viva.
El filme se presentó recientemente y por primera vez en la Ciudad de México, en el Museo Nacional de Antropología.
Fue un proyecto realizado con recursos del Programa Cultural Maya del Conaculta, junto con el gobierno de Quintana Roo y el apoyo del INAH.
El género musical se transmite de padres a hijos, pero el número de grupos que lo interpretan ha disminuido por la migración de los jóvenes hacia lugares turísticos como Cancún, lo que impide el relevo de integrantes. En 1997 se contaba con 44 grupos, en 2013 sólo se registraron 14.
Las comunidades y municipios en donde se realizó el documental durante un año y dos meses son: Yaxdey, Señor, Mixtequilla, X-pichil, Filomeno Mata, San Francisco Aké, Kopchen, Tixcacal Guardia, Tulum, Cancún, Felipe Carrillo Puerto y Mérida. El INAH facilitó las grabaciones en las zonas arqueológicas de Xcabal, en Bacalar, y El Rey, en Cancún.
La festividad se acompaña con velas, oraciones, música y comida. Los santuarios mayas donde se toca la maya pax se encuentran en los municipios de Tulum, Chumpón, Tixcacal Guardia y Felipe Carrillo Puerto.
La ejecución incluye un violín, un tambor redoblante y un bombo de doble parche; hasta los años 70 del siglo XX se acompañaba con una corneta que le daba un tono marcial.
Los músicos más respetados de la región señalan que se tiene un repertorio de 50 piezas, algunos títulos son bailables y otros son exclusivamente sagrados. El grupo de danzantes se denominan vaqueros y vaqueras y tienen la promesa y el compromiso de bailar durante toda la fiesta y de transportar las ofrendas.
En la proyección, los ejecutantes explican en maya y en español cómo ha perdurado la tradición, el significado del ritual, cómo la han transmitido de padres a hijos, cómo han ido disminuyendo los grupos y los músicos, y las maneras de elaborar y reparar los instrumentos, entre otros elementos.
Asimismo, se comenta que los macehuales de Quintana Roo hablan maya yucateco, como en Campeche y Yucatán. Son descendientes de los indígenas que combatieron en la Guerra de Castas, que generó una organización social, económica, política, religiosa y musical, aspectos que se han ido perdiendo.
Los antropólogos planean entregar una copia del documental a cada comunidad y grupo de músicos, además de proyectarlo en los lugares donde hicieron grabaciones. Anteriormente se presentó en el municipio de Felipe Carrillo Puerto; en el Planetario Yook´ol Kaab, en la capital de Quintana Roo y ante estudiantes de posgrado del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.