Críticos y autores coinciden en el momento de esplendor que viven las letras mexicanas, un buen estado de las cosas que se replica en Argentina, Perú y Colombia, países que cimentan la fortaleza literaria de un continente que tiene una voz fuerte y muchos, muchos votos.
El 2013 fue un año en el que varios de nuestros autores recibieron premios de prestigio, por caso el Herralde para Álvaro Enrigue por Muerte súbita, el Cervantes para la emblemática Elena Poniatowska, el Roger Caillois de Literatura Latinoamericana para Cristina Rivera Garza y el de Narrativa Breve Rivera del Duero para Guadalupe Nettel por su libro Historias naturales.
Además, el joven sinaloense Emiliano Monge presentó en 2013 Cielo árido, la novela con la que a fines del 2012 ganó el Premio Jaén en España.
Precisamente, el autor residente en Barcelona encabeza nuestros 10 libros del año, una guía que si bien honesta y apasionada, tiene el límite de toda guía: empieza y termina donde empiezan y terminan todas las demás. Para que sirva de precedente y cada una de las personas que aman los libros pueda elaborar sus propias listas, aquí van los que consideramos de lectura imprescindible.
1.- Cielo árido, por Emiliano Monge (Penguin Random House): una novela que se enmarca en la tradición sadiana (el joven escritor sinaloense de hecho ha admitido en entrevistas deberle mucho a Daniel Sada) y, por tanto, en la ruta de Juan Rulfo en su pertinaz acercamiento al campo. Sin embargo, hay más de llano en llamas que de Pedro Páramo en una historia sobre el interior mexicano que lucha a brazo partido para huir del cliché. Sin criaturas fantasmales y con mucha tierra y con mucha sangre, el campo de Monge es la medida de una ignominia secular, germen de una violencia que demuestra que de aquellas tempestades derivaron estos tsunamis.
2.- La historia de mis dientes, por Valeria Luiselli (Sexto Piso). Llegó rayando al final del año y es probable que por ello la segunda novela de la joven autora de la celebrada Los ingrávidosencabece las listas en 2014. Se trata de un ejercicio de pura imaginación nacido de un proyecto literario con los obreros de la Jumex, una historia de humor por el absurdo donde Valeria deja de lado la autobiografía y nada con pericia en el agitado océano de la creación. Un libro gozoso, escrito con pluma de oro.
3.- El diccionario del caos, por Fernando Rivera Calderón, con ilustraciones de Alejandro Magallanes (Taurus). Es el primer libro del conocido conductor del programa radial El Hueso, a la sazón un cantautor en activo que ha pasado por todas las expresiones artísticas, dejando siempre una huella. En este diccionario las palabras protestan, critican, ejercen su derecho al sinsentido ordenándose en un caos donde aprendemos a decir aquello que realmente queremos decir. Imperdible.
4.-El karma de vivir al norte, por Carlos Velázquez (Sexto Piso). Narrar la violencia en medio de la violencia, en ese límite donde la vida vale menos que un cacahuate, allí donde un joven padre camina de la mano con su niña y las calles, las esquinas, son el testimonio de toda crueldad futura. Estremecedor relato de una Torreón ensangrentada en plena Guerra del Narco, que pone al también autor de La Biblia Vaquera en un nivel de excelencia entre los mejores escritores mexicanos contemporáneos.
5.- Fila India, por Antonio Ortuño (Océano). Nuevo libro de uno de los autores más prolíficos del México actual, esta vez la historia de una mujer un tanto despistada e ingenua a la que la vida le muestra la cara feroz de la traición mediante hechos que a punto están de terminar con su existencia y la de su pequeña hija. La novela se constituye, además, en un juicio lapidario sobre el ser nacional, quebrado por las trampas de la corrupción y los prejuicios raciales.
6.- El cerebro de mi hermano, por Rafael Pérez Gay (Planeta). Un relato conmovedor que rinde homenaje al intelectual José María Pérez Gay, hermano mayor del autor y fallecido en mayo de este año a causa de una enfermedad degenerativa. “Es un libro que no hubiera querido escribir, pero hay momentos que uno debe enfrentar en la vida y en la literatura. Sabía que debía hacer este texto así, rápido, como viniera”, dijo Rafael en entrevista. Es una historia humana, demasiado humana, traducida en clave de la mejor literatura.
7.- Música para perros, por Alejandro Páez Varela (Alfaguara). La historia con la que el escritor cierra su trilogía sobre Ciudad Juárez, luego de las celebradas Corazón de Kalashkinov y El reino de las moscas. Una vieja que alimenta a un niño, un niño que aprende muy temprano el precio de la sangre y de los huesos en medio de un paisaje que siempre es hostil, inabarcable. Con este libro el escritor y periodista se consagra como un verdadero contador de historias profundas y reconocibles, muy alejadas por cierto de las mitificaciones apresuradas y tan en boga referidas al territorio de la violencia.
8.-Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto, porJorge Humberto Chávez (Conaculta). Si va a comprar un solo libro de poesía en el año, que sea éste. Ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013, es un relato preciosista de lo que significa vivir en una ciudad fronteriza. Difícil sustraerse a esa conmoción melancólica que propone el poeta, en ese borde donde todos somos criaturas despojadas de nuestros sueños, incluso de nuestras propias pesadillas.
9.- Latinas candentes, por Fernando Lobo (Almadía). Un relato demencial, con una influencia ineludible del más cáustico John Fante, que cuenta la vida del productor de cine pornográfico Edi Montoya. Una galería de personajes inclasificables que en una especie de tiendita del horror interactúan con un hombre decidido a no volverse loco aunque tenga comprados todos los boletos para internarse en el hospicio más cercano.
10.- Juárez Whiskey, por César Silva (Almadía). “Lo interesante en la prosa de César Silva es que echa mano de un recurso infalible desde que las novelas son novelas y que tiene que ver con la elaboración de un personaje con un mundo interior tan rico que al final los lector terminan conociendo como a un amigo de toda la vida”, dijo Eduardo Antonio Parra. El flamante Premio Nacional de Novela con la inédita La balada de los arcos dorados, inaugura su etapa en la oaxaqueña Almadía con una novela que hace juicio a su capacidad para contar historias cotidianas, dramas y alegrías del hombre común, a menudo ignorado en la literatura contemporánea.