Mandela. Futbol. Feria del Libro. En ese orden. “Nuncamente”, diría mi amigo Javier Rosas, el orden al revés.
El mundo se paralizó un poquito por la muerte a los 95 del líder sudafricano que terminó con el ominoso sistema del apartheid. Como contracara de una partida tan célebre, no faltaron los distraídos que dejaron el consabido mensaje de condolencia en la cuenta de twitter del actor Morgan Freeman.
Recordarán los memoriosos que el hombre de la cara con lunares encarnó a Madiba en Invictus, esa joyita, como todas las que pule casi a mano ese orfebre del cine que es Clint Eastwood, que contó a Matt Damon en el elenco.
“Cuando el futbol se lo comió todo”, dice la canción “La memoria”, del cantautor argentino León Gieco, autor también de la conocida “Sólo le pido a Dios”. Lo cierto es que siempre el balompié arrasa con las buenas y malas voluntades de millones de personas que en el mundo quisieran interesarse por otras cosas, pero…
El futbol es el opio del pueblo y el pueblo también, ni modo. Así las cosas, mientras con un ojo llorábamos por la muerte de Mandela, con el otro estábamos atentos al sorteo mundialista que tuvo en la bellísima modelo brasileña Fernanda Lima un soberbio objeto decorativo.
Por si no saben los que leen esta columna, la abajo o arriba firmante es oriunda del país del bife y el malambo (tema del próximo libro que sacará en Anagrama la famosa periodista Leila Guerriero, de paso anunciamos), lo que equivale a decir que respiró tranquila con la zona más que regalada que le tocó a la selección de Messi.
Tampoco le fue tan mal a México, que ya supo ganarle a Brasil y que no tiene en la verdeamarelha un monstruo tan temido como sí ve en la camiseta de los Estados Unidos cada vez que le enfrentar a sus amigos del norte.
Entre el futbol y Mandela, para una pequeña parte de la población mexicana hubo tiempo que dedicar a los libros, con la realización de la 27 Feria Internacional en Guadalajara, esta vez muy vallada y repleta de agentes cubiertos y no tanto merced a la vista de Israel como país invitado.
David Grossman y Etgar Keret resultaron sin duda los israelíes más admirados en una fiesta cultural que incluyó premios a Ana García Bergua por su novela La bomba de San José y el más que merecido Homenaje Nacional de Periodismo al también escritor Juan Villoro.
Una semana llena de matices, como vemos.