Tamales mexicanos, arepas colombianas, pamonha y dulces de Brasil, nacatamal de carne de Honduras o humitas de Chile, son sólo algunas de las delicias que pueden disfrutarse en la vigésima edición de la Feria Latinoamericana del Tamal, que se realiza en el ex Convento de Culhuacán, en la Ciudad de México.
El encuentro gastronómico tendrá dos fechas más para disfrutar estos manjares: el 17 y 24 de noviembre, ofreciendo una gran variedad de este típico alimento proveniente de diversas entidades.
El público asistente al evento también podrá degustar el famoso zacahuil, el tamal más grande de la Huasteca; el de atole elaborado con amaranto, procedente de Tulyehualco, Distrito Federal, y los preparados con chipilín y hierba santa de Chiapas.
La feria cuenta por primera vez con la participación de Brasil, además de los países invitados como Colombia, El Salvador, Chile, Bolivia y Honduras.
Por parte de México se cuenta con la presencia de los estados de México, Chiapas, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Oaxaca, Sonora, Yucatán y la ciudad de México.
Todos los participantes ofrecen tanto las diferentes presentaciones del tamal como guisos y bebidas características de su región.
De manera paralela a la feria se llevan a cabo espectáculos de danza tradicional, conciertos de jazz y otros géneros, espectáculos de cuentacuentos, lectura de códices, mitología y religión prehispánica y la representación de la pieza teatral «Háblame de las mariposas».
Ángel Alberto Camacho Flores, coordinador del encuentro, aseguró que «la finalidad de la feria, que comenzó el 1 y 2 de noviembre, es mostrar la gastronomía de cada país, especialmente del tamal».
El tamal tiene su origen en la época prehispánica, y al respecto Fray Bernardino de Sahagún reseñó en «Historia general de las cosas de Nueva España» que el consumo de este alimento estaba generalizado entre la gente común, y en ceremonias especiales de ayuno de nobles y sacerdotes.