Resulta difícil comprender que un certamen de belleza no premie la belleza, al menos para quienes vivimos en el denominado «mundo occidental».
Por el contrario, el concurso para elegir a «Miss Musulmana» consagró a la nigeriana Obaby Aishah Ajibola como su representante, al reconocer su espiritualidad y su inteligencia.
El concurso, cuya primera edición se celebró en Yakarta, muestra a mujeres cubiertas con velos, entre las que destacan estudiantes universitarias, una arquitecta, una defensora del medio ambiente, una profesora universitaria y una doctora.
Las candidatas tenían que enviar su solicitud a través de Internet, incluyendo un escrito y un video en el que se exhibe su maestría leyendo el Corán, además de ser jóvenes que vistan a diario con el «hiyab», el pañuelo que cubre la cabeza.
El jurado seleccionó a 100 aspirantes para la semifinal y finalmente quedaron 20 para la final, quienes se sometieron a cuatro días de extenuantes actividades sociales y religiosas.
Entre las 20 finalistas destacaron dos de Nigeria, una de Malasia, de Brunei, Irán, Bangladesh y Estados Unidos, por ser la primera vez en los tres años de historia del certamen que participan extranjeras.
El concurso se llevó a cabo a pesar de que los detractores islamistas en Indonesia mostraran su oposición a que el país asiático fuera sede de la celebración del concurso Miss Mundo.