No es el número uno, algo que a ciertos deportistas de élite, los de alta competencia, podría parecerlo poco, casi un fracaso.
Sin embargo, el escocés Andy Murray es el flamante número dos de la clasificación del tenis mundial, gracias a sus triunfos en el último Abierto de Estados Unidos, el título olímpico del año pasado y el reciente Wimbledon, el primer británico que conquista ese título en 77 años.
Un día después de saborear la victoria en el All England Club, Murray dijo que le interesa más seguir ganando títulos de grand slam que ser el número uno del ránking.
Cuando se le preguntó si su ambición era llegar a ser el número uno del mundo, Murray respondió: «No sé. Difícil decirlo. He ganado dos ‘slams» y el oro olímpico y no estoy ni cerca de ser el número uno. Ni sé por qué».
Tal vez, dijo, tienen que «ser más consistente en otros torneos», añadió el tenista, quien ha jugado las finales de los últimos cuatro torneos grandes en que compitió. Cabe aclarar que no disputó en el último Abierto de Francia por una molestia en la espalda.
En ese sentido, admitió que no haber jugado este año en Roland Garros lo hizo perder terreno en la clasificación de la ATP. «Si nunca llega a ser el número uno no sería grave», indicó.
«Si tuviera que elegir entre no ser el número uno y ganar más grand slams o ser el número uno y no ganar otro grand slam, optaría por ganar más slams», aseguró.
Más cerca de Djokovic
Murray acortó la brecha que lo separa del número uno, Novak Djokovic, al ganarle 6-4, 7-5, 6-4 en la final del domingo, pero todavía está bastante lejos. El serbio suma 12,310 puntos y Murray 9,360.
El escocés ha ganado 34 partidos y perdido cinco esta temporada, y se ha alzado con cuatro títulos. Solo Rafael Nadal, con siete, tiene más títulos este año.
Ahora se concentrará en los torneos en canchas duras con miras al US Open, el último grand slam de la temporada, que comienza el 26 de agosto.
Murray perdió las primeras cuatro finales de torneos grandes en que participó, pero ganó dos de las últimas tres.
«Espero no perder las ganas. Creo que puedo usar (las derrotas) como motivación. Sé lo que es perder una final de Wimbledon. Y ahora sé lo que es ganarla. Y es mucho mejor ganarla», bromeó. «Todo el esfuerzo se justifica. Ahora tengo que evitar las distracciones».
En ese sentido, dijo que trata «de evitar el circo que se arma en torno a Wimbledon porque puede ser una gran distracción».