El caso del supuesto espía estadounidense Edward Snowden está destinado a convertirse en un best seller literario o en un éxito de taquilla en las salas de cine, según el concepto generalizado de quienes conocen el funcionamiento de la industria del séptimo arte.
Y no se han equivocado, aunque era difícil suponer que un grupo de realizadores amateur de Hong Kong fuesen los primeros en dar este paso, y no los poderosos empresarios de Hollywood. Los asiáticos idearon una breve cinta de suspenso sobre los eventos que han ocurrido en su ciudad durante el último mes.
El 9 de junio, Snowden se identificó como la fuente de las filtraciones de documentos clasificados que develaron programas de vigilancia masivos presuntamente operados por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA).
El técnico informático estadounidense también reveló que se había estado escondiendo en Hong Kong durante tres semanas, ocasionando especulaciones sobre su ubicación exacta y sobre si encontraría un refugio seguro en el territorio, que goza un estatus administrativo especial dentro de la República Popular China.
Dos días más tarde, el videoasta independiente Edwin Lee propuso a algunos amigos filmar la cinta sobre la vorágine alrededor de Snowden en la ciudad.
“Estábamos tan intrigados sobre por qué Snowden vino a Hong Kong”, dijo Lee, un expatriado irlandés. “Todos nosotros amamos Hong Hong hasta la muerte; llamamos hogar a Hong Kong”, dijo.
La cinta de cinco minutos fue filmada en cuatro días, dijo Lee. El guión fue en su mayor parte escrito durante el día previo a la filmación y los actores no tuvieron tiempo de ensayar, detalló.
Sin embargo el resultado es sorprendentemente suspensivo y sofisticado, con largas secuencias de la ciudad y tomas en movimiento al estilo Hollywood. Lee, quien estuvo a cargo de la dirección y la edición, nombró la saga Bourne como parte de su inspiración.
En su primera semana, la cinta acumula más de 60,000 vistas en la red social YouTube.
Lee y sus tres codirectores/productores se dieron algunas licencias creativas en los detalles de la historia, como una reunión imaginada entre un ministro de seguridad y chino y un policía de Hong Kong, aunque también filmaron escenas en el hotel donde Snowden se había hospedado y una entrevista con el diario The Guardian.
El actor que interpretó a Snowden -que no tiene ningún diálogo en la cinta- es sorprendentemente parecido al ex contratista, a tal grado que la persona que cortó su largo cabello para caracterizarlo le pidió tener cuidado de no ser confundido con el fugitivo.