La Fórmula Uno tiene hoy en Red Bull a una de sus escuderías más fuertes, tanto que es la marca campeona del mundo en la máxima categoría del automovilismo internacional.
Su debut, en el año 2005, lo mostraba como un equipo de mitad de tabla, luchando para reponerse del fracaso que significó la incursión de Jaguar en la F-1, entre 2000 y 2004.
Sin embargo, la decisión de nombres importantes como Vettel, Horner y Newey, llevaron al team a conquistar títulos, cambiando además esa imagen de fracaso e impotencia por una de alegría y mentalidad ganadora. Y entre esos apellidos uno que fue fundamental para el paso de Jaguar a Red Bull Racing: David Coulthard.
El escocés, que ocupó el asiento dejado por Ayrton Senna en Williams en 1994, dejó McLaren para sumarse al desafío Red Bull en 2005, y fue el responsable de traer al ingeniero Adrian Newey, entonces responsablde de McLaren, además de trabajar en el desarrollo del coche que obtuvo su primer podio. Fue en 2006, en el Gran Premio de Mónaco.
En una entrevista, el escocés recordó su aporte al momento de la escudería, asegurando que “yo conocía un número considerable de personas porque trabajé con ellas en Paul Stewart Racing, que después se convirtió en Stewart y que volcó en Jaguar Racing. Cuando vi que Red Bull estaba adquiriendo el equipo, aquello me dio confianza de que habría una nueva estructura administrativa. No me sentía cómodo con la antigua estructura dentro de Jaguar”.
Más que un piloto
Con la confianza de Dietrich Mateschitz (dueño de Red Bull) y Christian Horner (jefe del equipo desde 2005), Coulthard tuvo un papel importante en la contratación de Newey, responsable por coches victoriosos de Williams y McLaren en la década de los 90.
“Formé parte de las conversaciones iniciales entre Adrian Newey y Christian. Traerlo al equipo me dio la confianza para continuar obteniendo buenos resultados. Me quedé sin tiempo para mí, pero tenía la esperanza de que el equipo alcanzaría el éxito esperado”, declaró Coulthard, responsable por las primeras pruebas de Red Bull en Jerez de la Frontera (España) a finales de 2004.
A bordo del coche, «vestido» con los motivos de las latas del energético de Dietrich Mateschitz, David Coulthard no imaginaba estar ayudando a construir el equipo más ganador de Fórmula 1 en los últimos años.
“Nunca imaginé eso. Pensé que el equipo podría ganar carreras, podría ir bien en un campeonato y disputar el título, pero fueron más allá de lo que yo pensé que sería posible”, afirmó el piloto escocés.