¿Te imaginas cientos de estatuas en el fondo del mar? El inglés Jason de Claires-Taylor lo hizo posible creando una pequeña ciudad en el mar de Cancún. El resultado: un escalofriante escenario que no ha sido del todo aceptado por los habilitantes de Cancún y los turistas.
«La instalación simboliza la resistencia y la negación a reconocer nuestra deprimente crisis ambiental y las acciones cortoplacistas e irresponsables que toman las instituciones financieras y gubernamentales”, comentó el escultor de 37 años a «The New York Times».
“Es como poner una escultura en el Sahara”, agregó.
La instalación, que está en la zona del Arrecife Mesoamericano, pretende cumplir un rol para las especies marinas. “Trabajé con biólogos marinos locales para diseñar estatuas que sirvieran como habitáculos, espacios y escondites para los diferentes habitantes del arrecife. Las casas ofrecen un refugio para los predadores, como la barracuda y el pez león”.
Las esculturas están elaboradas en base un cemento que es más duro que el normal, además están unidas entre sí para evitar que las mareas las desplacen.