Es un verdadero misterio, pero por más que cada día avanzan las técnicas de rejuvenecimiento y por más que cada día existen más mujeres de mediana edad que desean quitarse las arrugas, tensar sus facciones, no sé por qué, pero hay algo en sus rostros que nos sigue indicando que esas mujeres son mayores. Y si, es una realidad, la edad se refleja, deja su huella, y ni el bótox ni el ácido hialurónico ni las más avanzadas técnicas de cirugía plástica o medicina estética podrán evitar que, a simple vista, nos demos cuenta de que ya hace tiempo dejaron de ser jóvenes. Entonces, cual es el secreto de la juventud de un rostro?
Creemos que son precisamente las arrugas o la flacidez los principales indicios de la vejez, pero allí es donde radica la cuestión. Nuestro cerebro también interpreta los signos, apenas visibles, pero los asocia a la vejez; un labio superior invertido; las cejas o la punta nasal caída; una mirada cargada, con excedente de piel o bolsas; unos lóbulos alargados característicos de mujeres que han soportado durante mucho tiempo el peso de los aretes.
«Estos signos aportan información fragmentaria de la edad», nos dicen las doctoras Royo y Pérez Sevilla. «Producen sensación de tristeza o cansancio, y pueden llegar a disminuir el resultado de un minilifting, aunque el paciente se haya sometido a correcciones importantes de envejecimiento».
Un error común en quienes desean rejuvenecerse es el de tratar solo aquellos signos que les torturan o que consideran los de su edad. «Vienen mujeres obsesionadas con una parte concreta de su rostro –patas de gallo, código de barras…– pero hay explicarles que si intervienes solo ahí, no vas a conseguir grandes resultados». «Cuando las patas de gallo disminuyen, después seguirán percibiendo el resto de los signos de envejecimiento y, por tanto, seguirán sintiendo tener la edad que realmente se tiene. Es por esto que se deben tratar los tres tercios de la cara y trabajar en todos los planos: piel, musculatura y grasa».
En su opinión, dos son las principales razones por las que seguimos viendo mayores a las personas, por más tratamientos que se hayan hecho. Hasta ahora, se han utilizado productos permanentes que han deformado las caras en vez de mejorarlas. Y también ha habido una cultura de empezar con los retoques muy tarde, pasados los 40 o los 50 años.
En ese momento están más para un quirófano que para medicina estética, nos explica el cirujano plástico Enrique Monere y que un rostro absolutamente terso en una persona mayor te da rechazo y sabes que eso no es verdad, porque lo que delata es la falta de equilibrio. Es imposible tener 60 años de edad y aparentar 20.
Como nos dicen los especialistas consultados, no hay un secreto de un rostro joven, el quirófano puede ayudar, pero en cambio sí la tecnología «Con el Photoshop no hay límites», señala un experto en edición de imágenes digitales a quien muchos famosos deben esos rostros juveniles con los que aparecen en portadas de revistas o discos. Este si es el secreto de la fuente de la juventud.