Cinco días para degustar champagne de añadas emblemáticas y poder disfrutar de 24 obras de arte del automóvil. Un circuito único en el que el lujo estuvo al alcance de unos pocos.
«Dom Pérignon se complace en ser el anfitrión de la cena de gala. Asi comienza esta experiencia del Tour del 50º Aniversario del 250 GTO. Pensado como un homenaje al icono de todos los automoviles de carreras, este rally único y excepcional se celebro en Francia entre el 3 y el 7 de julio de este año, y vivirla fue excepcional en la cuna del champagne».
La marca de champagne francés organizó un viaje de ensueño para unos cuantos afortunados; un circuito de cinco días que comenzó en la Abadía de Hautvillers, en la región de la Champagne, el lugar donde Dom Pierre Pérignon vivió y trabajó durante 47 años.
El primer día, como aperitivo, y por primera vez en la historia, 24 Ferraris 250GTO de los que tan sólo se han producido 38, se encontraron en el mismo lugar y en el mismo momento. La abadía abrió sus puertas por primera vez desde que concluyeran las importantes obras de renovación que se han llevado a cabo y fue el escenario perfecto para el cóctel privado y la cena oficial del Tour del 50º Aniversario. Los invitados a este exclusivo evento eran los 24 propietarios de GTO, numerosos vips y otros invitados procedentes de todo el mundo para festejar esta fecha.
A lo largo del tour, los propietarios de los GTO y un selecto grupo de participantes recorrieron la campiña francesa, deteniéndose por el camino para realizar visitas memorables a las legendarias pistas de los Circuitos de Gueux (cerca de Reims) y de Le Mans.
Cada una de las etapas del itinerario estuvo plagada de eventos en lugares historicos, culturales entre los que se cuentan los Castillos de Vaux le Vicomte, Chambord, Villandry y Le Lude. El tour terminó con una cena de gala en el Palacio de Trianon en Versalles, con vistas a los jardines.
El Tour 50º Aniversario estuvo lleno de momentos inolvidables, como la degustación de raras y excepcionales vintages de Dom Pérignon entre las que se incluyen las botellas de Dom Pérignon OEnothèque 1962 y 1964, presentadas en homenaje al 250 GTO.
«Dom Pérignon debe representar un ideal, el ideal absoluto de lo que tendría que ser un champagne excepcional. Es una búsqueda sin fin, sofisticada, compleja y armoniosa, que debe seducir a los sentidos,» comentó el chef de cave, Richard Geoffroy, durante el viaje.
Para Dom Pérignon, organizar la cena representó mucho más que el maridaje de dos marcas pioneras y sus icónicas creaciones. Fue una ocasión de rendir tributo a una serie de valores compartidos por ambas firmas: la pasión por la rareza y la belleza, un compromiso constante de superación y el amor por las experiencias únicas. Un objetivo conseguido.