La experiencia del día de hoy para los clientes Centurion de American Express comenzó con un desayuno privado en la famosa SUITE ME del reconocido Hotel Me Cancún desde las 7.30 de la mañana los alimentos preparados por el chef del hotel. El montaje de mesas se hizo para que los clientes pudieran convivir y aprovechar las extraordinarias vistas al aturquesado mar Caribe. El servicio personalizado invitaba al huésped a sentir que todo es posible y vivir una experiencia paradisíaca.
Después de saborear el delicioso desayuno, nos trasladamos en cuatro camionetas para continuar nuestro paseo. El siguiente destino al cual llegamos es uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán, Chichen Itza. Como ya sabemos, se encuentra inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988 y no sólo eso, sino que en 2007 a través de una iniciativa privada fue reconocida como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Su nombre deriva de las palabras mayas: «Chi» (Boca), «Che’en» (Pozo), «Itz» (Mago, Brujo) y «a» (agua), al unir las palabras se obtiene «La boca del pozo de los magos del agua» . Nuestro guía Armando, orgulloso y amable yucateco, fue quien durante todo el recorrido de dos horas nos iba explicando la historia de Chichen Itza, desde su fundación en el año 525 DC hasta su caída por el 1500 DC. Armando nos daba detalles de cada una de las construcciones y su historia. Conocimos la Pirámide de Kukulkan, conocido también como el Castillo, uno de los edificios más notables de la arquitectura maya. Esta pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. En ella, dos veces al año, durante los equinoccios de primavera y otoño, el 21 de marzo y el 22 de septiembre respectivamente, un mágico juego de luces y sombras naturales crea la apariencia de una serpiente que gradualmente baja por una de las escaleras de la pirámide hasta completar la emblemática serpiente emplumada, Kukulkan. Ocurre lo inverso al atardecer los días del 20 al 22 de diciembre.
Continuamos el recorrido con Armando, quien nos iba relatando orgullosamente las historias de sus antepasados mayas, como el nos decía, y pudimos conocer en un par de horas la imponencia de la herencia que dejaron en sus construcciones tales como el Observatorio, el Juego de Pelota, el Templo de las Mil Columnas.
Una vez terminado el recorrido al pasado de los mayas, nos subimos a las camionetas para seguir camino hacia Valladolid, a unos 50 kilómetros de Chichen Itza para conocer y degustar una maravillosa comida yucateca que nos esperaba en la Gran Hacienda de Valladolid. Al llegar nos recibieron sus dueños con unas frescas aguas que degustamos con placer y nos invitaron a conocerla. La Hacienda data del siglo XVI y a lo largo de su historia fue una hacienda henequenera y ganadera. Los propietarios actuales le han dado un nuevo giro al reconstruirla, respetando su estilo la han transformado en un espacio único en la Península de Yucatan. En esta maravillosa Hacienda podemos admirar sus pisos de mármol con maderas finas, sus impecables habitaciones con un entorno de espectacular belleza natural así como el único y exclusivo Cenote con elevador.
Después de haber recorrido la Hacienda, los propietarios amablemente nos invitaron a darnos un chapuzón en el famoso Cenote. Desde que uno toma el elevador y llega al Cenote, la primera sensación es quedarse boquiabierto deslumbrado por la belleza del Cenote. La experiencia para nuestros clientes Centurion fue única y de una belleza espectacular al probar las aguas cristalinas de tan maravilloso lugar.
Una vez frescos y con ganas de una buena comida, nos esperaban en el salón, el Chef y Maitre Vidal Elías y el Chef Luis Barocio con un espectacular menú degustación de la famosa comida yucateca acompañada de un impecable maridaje con champagne Tattinger. Fueron 10 tiempos que degustaron nuestros clientes Centurion, quienes nos comentaban la delicia de cada uno de ellos entre los cuales resaltaron los mini panuchitos de chochinita pibil, el tiradito de robalo con piña y habanero, el tataki de langosta con rábano, mango y sal de Celestún y el carpaccio de lengua con cacahuate garapiñado y mayonesa de achiote entre otras tantas delicias.
Después de esta maravillosa experiencia que finalizó ya entrada la noche, nos trasladaron a Cancun para retormar energías para continuar con las sorprendentes y únicas experinecias que nos tienen acostumbrados Centurion de American Express.