Salma Hayek confesó uno de sus secretos más íntimos: cuando era más joven estaba «muy asustada» por no desarrollarse tan rápidamente como sus compañeras de clase, y le rezaba a Dios para que aumentara sus pechos.
«Era la más pequeña de clase, todas las chicas estaban empezando a tener tetas y yo no tenía nada. Me molestaba mucho porque todo el mundo era mayor y yo era una chica delgada y poco femenina«, explicó en una entrevista en el programa de televisión británico ‘The Graham Norton Show’.
De esta forma, la actriz comentó que iba a una iglesia que tenía un santo que se suponía que hacía milagros: «Mojaba mis manos en el agua bendita y rezaba: ‘Por favor Jesús, haz que me crezcan las tetas'».
Además, la mexicana contó que cuando llegó a Estados Unidos no hablaba inglés y cuando leyó su primera crítica se quedó confundida: «Estaba molesta por una crítica que decía: ‘Salma Hayek, una bomba’. Pensé que decían que la película fue bombardeada porque era muy mala«.