Ante la muerte del creador más acérrimo de la tecnología actual, muchas son las virtudes que hay que resaltar de Steve Jobs, quien ha inspirado sus diseños en el budismo zen.
El cofundador de Apple siempre tuvo muchos haces bajo la manga. Fallecido ayer a los 56 años, el magnate estuvo intrísicamente relacionado con un maestro Zen, quien no sólo presidió su boda y se convirtió en su guía espiritual, sino que lo ayudó con sus diseños.
Veamos un poco de historia. Cuando era joven, Jobs hizo un retiro espiritual en la India que le llevó a adoptar el budismo. Más tarde, ya en Estados Unidos, conoció a su maestro Yang, con quien Jobs estudió en el Centro Zen de Los Altos en la década de los 70 y trabó una estrecha amistad con un maestro zen de origen japonés, o roshi, llamado Kobun Chino Otogawa.
“El verdadero objetivo de la práctica es descubrir la sabiduría que siempre has tenido», le expresó el sabio a su discípulo. Y esas palabras quedaron grabadas en su corazón.
Un tiempo más tarde, Jobs nombró a Kobun «asesor espiritual» oficial de la empresa que fundó después de ser despedido de Apple en 1986. Esa compañía, llamada NeXT, fue comprada años después por Apple, lo que hizo posible el segundo acto de Job allí.
Tal fue el impacto de su filosofía en su trabajo, que se realizará una novela gráfica, con publicación de la revista Forbes. El libro, que es ficción pero inspirada en una relación real, se titula «The Zen of Steve Jobs».