Sus propietarios Don Fernando y Doña Ana Vegas dirigieron una cata en nuestro país en el que, día con día, se incrementa el gusto por esta bebida, y en el cual la pareja permaneció por tres días para visitar a clientes y amigos.
El restaurante Estoril, ubicado en Polanco, fue la sede ideal para reunir a personas allegadas al mundo vitivinícola y disfrutar de los caldos: Roble, Crianza y Reserva, los cuales, en palabras de Fernando Vegas, “son la conjunción ideal entre tradición y modernidad», al combinar la legendaria calidad de las uvas con modernas instalaciones y técnicas de producción.
Sus emblemáticos tintos, elaborados todos, con la variedad tempranillo se encuentran presentes en gran parte de la Unión Europea, del continente Americano y recientemente iniciaron su comercialización en China.
No obstante se trata de una empresa familiar, su producción anual en la D.O. Rueda asciende a 3 millones de botellas y 2.5 millones en la Ribera del Duero, número que crece considerablemente año con año.
Fuentespina controla directamente 600 hectáreas de viñedos pertenecientes a pequeños propietarios. Se trata, en su gran mayoría, de viñedos maduros de entre 20 y 50 años y una pequeña parte es viñedo centenario plantado entre 1917 y 1945.
Bodegas Fuentespina cuenta con un parque de 2,500 barricas de roble, las cuales son renovadas cada año de manera que no rebasen los tres años de antigüedad. Las mejores firmas de toneleros abastecen a la bodega; el 60% de roble francés, el 30% de americano y el 10% de cáucaso.
Bodegas Fuentespina, ubicada en la provincia de Burgos, empezó su andadura a finales del siglo pasado, concretamente en 1993, producto de la unión entre la antigua cooperativa Santísima Trinidad y la familia Vegas.