¿Nunca les ha sucedido que van a algún lugar a comer y cuando regresan se dan cuenta que olvidaron algo?
Demonios, a mi sí. Más de una vez, supongo que debo ser menos distraído o comer más almendras (dicen por ahi que son buenas para la memoria). Pero bueno, sucede que esta última ocasión me dolió mucho el objeto perdido en la acción. Se trataba de mi iPod Touch, con mucha información personal, fotografías, teléfonos, contactos, notas, conexión a mis correos, etc;
Está de sobra decir la adicción que nos causan estos gadgets, que no es mayor al beneficio de portabilidad que nos proporcionan, así que no se trata de perder un objeto y nada más, si no más bien es el valor de la información personal que ahi se tiene.
Así las cosas, fui a comer un día normal con un compañero de la oficina al centro comercial Antara, en Polanco, y después de comer algo rápido en la zona de fast food, pasamos a visitar algunas tiendas porque yo estaba buscando una prenda en específico. Para el momento que regresamos a la oficina, al llegar a mi escritorio y sacar lo tradicional de las bolsas (cigarros, celular, iPod….) ¿iPod? ¡No lo tenía!
Así que traté de hacer memoria, sin éxito, ya sé, se siente horrible. No sabía con seguridad si lo había dejado olvidado en la zona de fast food o en una tienda de ropa, así que no tenía a qué regresar para buscarlo por todos lados en la plaza dos horas después, o llegar a la oficina de objetos perdidos y decir penosamente «Disculpe, perdí un iPod touch en algún lugar de la plaza hace aproximadamente dos horas», no bueno, ¡Mejor jugamos Encuentra a Wally!
Así que dolidamente me dediqué a cambiar mis contraseñas de correo, NIP de tarjeta de crédito, y toda la información sensible que recordé podía ser accesada desde el iPod. Me acostumbré tristemente… a estar sin ella.
Dos meses más tarde recibo una llamada a la oficina, yo estaba fuera pero me dejaron recado, que querían hablar conmigo porque ¡Habían encontrado mi iPod! Me extrañó un poco, digo, dos meses después, me daba un poco de desconfianza comunicarme al número que me dejaron pero no perdía nada…
Llamé y para mi alivio cuando contestaron el teléfono fue una voz que decía «Centro comercial Antara, buenas tardes»… Excelente, entonces pedí que me comunicaran con el Arq. Jesús Crespo, o la señorita Angélica, que fueron las personas que se comunicaron anteriormente. Hablé con ellos y después de una breve plática en la que me hicieron un par de preguntas para verificar que yo era el dueño del objeto, acordamos que pasaría más tarde a recogerlo.
Desde que llegué a sus oficinas hasta el momento que salí de ahi el trato y atención fueron impecables. Yo tenía muchas preguntas, como; ¿Dónde lo encontraron? ¿Quién lo encontró? ¿Dos meses después? ¿Cómo supieron que era mio? ¿Cómo me localizaron?
Las respuestas en breve para no errar:
1.- Se encontró en la zona de comida rápida
2.- Lo recuperó una persona, que como yo, era un comensal que fue al centro comercial
3.- Después de dos meses que no es reclamado un objeto, pasa por un proceso de separación en el que deciden si se deshechará, se donará o cuál será el destino de dicho objeto, ahi es cuando como un último esfuerzo por localizar al dueño, el personal de las oficinas indaga lo posible para ubicar al dueño legítimo
4.- Afortunadamente, tenía mi propio nombre y número telefónico de oficina en la agenda dentro de los contactos (me caigo muy bien como amigo jaja) y ahi fue donde ligaron ese contacto con mi nombre que venía en las cuentas de correo y notas en el iPod
Sólo puedo decir, que me queda una experiencia muy grata en dos sentidos… El primero, que aún existe gente honesta y respetable, como el señor Rafael Zubieta, persona que encontró mi iPod y no sólo tuvo el detalle de devolverlo, si no que se negaba a entregarlo al personal de seguridad y quería dejarlo en las oficinas directamente y donde le dieran firmada una carta responsiva de entregado. Estimado Rafael, no sabes cómo te agradezco el detalle y el tiempo que te tomaste para esta acción tan honesta y desinteresada, ¡Un gran abrazo!
El otro punto a destacar es el excelente servicio y trato de este centro comercial para los clientes, su logística y atención a cliente fueron impecables y merecen un aplauso tan grande como el de Rafael. Sin lugar a dudas es un lugar a donde regreso con gusto y confianza para comer y comprar.
Días como éste me alegro de saber que en un país como el nuestro, en la época que lo estamos viviendo, aún existe mucha gente honesta, responsable y trabajadora que dedica un poco de su tiempo para los demás. Por eso, gracias con una sincera sonrisa y decir con orgullo, ¡Así somos los mexicanos!