Agatha Ruiz de la Prada se inspiró en Las Meninas de Diego de Velázquez para darle forma y volumen a los diseños que presentó en la cuarta edición del DFashion. Sin embargo, el pintor español se quedó corto, la creadora se mostró -como siempre- traviesa y optimista a través de su maravilloso lenguaje cromático.
Esta es la primera vez que la diseñadora que incursionó en el mundo de la moda en 1981 participa en el DFashion, lo hizo a solicitud de Cristina Pineda -la diseñadora de Pineda-Covalin-. Se le notaba feliz y apresurada, tomándose fotos con quien lo solicitara mientras se paseaba con su vestido rojo de olanes, que obviamente pertenecía a su colección Primavera-Verano 2009, la protagonista de la noche.
Lo que presentó sobre la pasarela fue una explosión de color y alegría que impresionó a los asistentes, quienes siempre mantuvieron las sonrisas y el asombro en su rostro. Vestidos amarillos con azul y rojo, mezclas de color infinitas en las que destacaban las formas geométricas: cuadros, círculos, líneas y no podían faltar los corazones y las flores.
El eje conductor del desfile fueron los volúmenes en la cadera que hacían las veces de los nostálgicos miriñaques. Como adorno: tocados y peinetas circulares que daban un efecto «español, teatral y casi folclórico».
La estrella de la noche fue un vestido verde, rosa y anaranjado formado con cinco aros colocados alrededor del cuerpo, estos se movían juguetonamente al caminar de la modelo que lucía unos zapatos amarillos.
Agatha Ruiz de la Prada presentó su colección con un final lleno de aplausos.