Vacheron Constantin se fundó en 1755 y, después de más de 250 años de historia y producción ininterrumpidas, puede presumir de ser la manufactura de relojes más antigua del mundo que continúa desarrollando su actividad; un caso único en el sector de la relojería.
Este espléndido patrimonio ha sido cultivado durante un cuarto de milenio, salpicado de unos relojes y movimientos que —cada uno a su manera— han marcado una época.
Se trata de un patrimonio asombroso de un valor incalculable que vincula indisolublemente la historia de la marca a la del sector de la relojería y atestigua la constante creatividad técnica y estética de la manufactura.
Vacheron Constantin no ha perdido en ningún momento el tren de los nuevos inventos, las técnicas y los gustos de los amantes de los relojes, y ha explorado todos los campos del arte de la relojería, desde los relojes de bolsillo y de pulsera hasta los colgantes y los relojes-anillo y broche.
Su gama de relojes abarca modelos muy complicados, autómatas y sofisticados, así como un campo menos llamativo, pero que requiere muchísima pericia, experiencia y talento: el de los movimientos mecánicos ultraplanos.
Tradicionalmente el diseño ultraplano no se considera una complicación, en el sentido de que no aporta en sí mismo ninguna función adicional al reloj, como, por ejemplo, la fecha o el cronógrafo. No obstante, estaría totalmente justificado describirlo como tal, pues su extremada complejidad suele poner a prueba los límites de la micromecánica.
El patrimonio de Vacheron Constantin consta de unos relojes ultraplanos extraordinarios y de una serie de diseños ultraplanos récord.
En los archivos de Vacheron Constantin (por ejemplo, en una carta que Jacques-Barthélémi Vacheron escribió a un tal Sr. Girod de París el 18 de mayo de 1912), constan alusiones a los relojes ultraplanos desde principios del siglo XIX. En otra carta que Jacques-Barthélémi Vacheron escribió a François Constantin el 28 de enero de 1829, también se menciona la fabricación de «algunos relojes planos».
En los documentos históricos de Vacheron Constantin de 1911, figuran asimismo tres calibres de 8, 9 y 10 líneas, con un grosor de 2,82 mm cada uno. El resto del siglo se caracterizó por la aparición de un extraordinario número de calibres ultraplanos, que, además de constituir auténticos hitos de la relojería, cada año eran más planos: 2,25 mm en 1917 y 1,88 en 1924. Algunos se utilizaron en unos modelos tan extraordinarios como el reloj de cristal de roca de 1926, que estaba equipado con un movimiento en oro rojo de 2,63 mm (imagen disponible).
En 1931, Vacheron Constantin batió un nuevo récord mundial en el ámbito de los relojes de bolsillo con un movimiento mecánico de 17 líneas 5/12 de diámetro y menos de 1 mm de grosor: 0,94 mm para ser exactos (imagen disponible).
Los movimientos ultraplanos continuaron inspirando a la manufactura ginebrina, que en 1981 presentó la colección «Structura», en la que uno de esos movimientos se presentaba de una manera muy original: al revés y con las agujas junto al puente; una presentación que permitía a los entendidos contemplar la estructura en toda su complejidad.
Vacheron Constantin demostró en 1992 que su maestría en ámbito del diseño ultraplano es extensible a los movimientos de gran complicación, al presentar el movimiento de reloj de pulsera con repetición de minutos más plano fabricado hasta el momento (3,8 mm), batiendo así otro récord .