La mano del hombre es capaz de levantar un imperio donde antes no había más que desierto. Eso es lo que ha ocurrido con Las Vegas, en el estado de Nevada, la ciudad de juego más famosa del mundo. Es uno de los principales destinos turísticos de los Estados Unidos, gracias a sus casinos.
Muchos la conocen como “la ciudad del pecado”, tal vez por las apuestas legales, la facilidad para conseguir alcohol a cualquier hora del día y la legalización de la prostitución.
Cuando se recorren sus calles y sus salas de juego, el viajero se puede encontrar todo tipo de personas, desde viejecitas sentadas durante horas en las maquinas tragamonedas, hasta chicas rubias y explosivas, pasando por jóvenes con ganas de divertirse (incluso casarse vestidos de Elvis) o gente vestidos como para correr por la mañana. Es que en Las Vegas, todo es posible.