Falta un año para que se cumplan cuatro décadas desde que un joven Yves Saint Laurent, en 1979, produjera cambios innovadores. Todo comenzó en el número 6 de Place Saint-Sulpice, en el centro de París, y allí comenzaran los festejos: renovando la antigua boutique parisina.
Si bien la empresa decidió conservar intacta la vieja fachada de arcos en piedra caliza, en el interior el ambiente será totalmente vanguardista. La nueva imagen de marca se repetiría en los 62 locales que actualmente tiene alrededor del mundo.
Además, hay que tener en cuenta la nueva imagen del frasco y del envase de la fragancia L’Homme. De ello se encargó el arquitecto Jean Nouvel, autor de la controvertida torre Agbar en Barcelona y ganador del premio Pritzker en 2008.
El envase recrea un tubo de ensayo invertido, coronado por una burbuja de aire donde se encierra el famoso monograma. La base octogonal, en negro, suma la apariencia de un rascacielos de tipo futurista. YSL busca lo imposible: mantener la tradición y mantenerse a la vanguardia.