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En la actualidad, exploradores como Gabo Castelo, especialista y embajador de Minelab, han experimentado cambios significativos en su estilo de vida. Desde el enriquecimiento cultural hasta la conexión con el pasado, el detectoturismo ofrece una experiencia única que va más allá de desenterrar objetos antiguos.
La pregunta obligada para quienes son entusiastas de esta práctica y/o quienes quieren iniciar en 2024 es: ¿En dónde debo buscar?
Desde la perspectiva de Gabo, quien tiene más de 8 años dedicándose a buscar metales y publicar sus hallazgos en su canal de YouTube «Cazando la Historia», la primera recomendación es explorar sitios que no solo tienen metales ocultos, sino que ofrecen un viaje en el tiempo, donde cada pieza hallada cuenta la historia de épocas pasadas. Desde balas hasta medallas, estos lugares albergan tesoros esperando ser re-descubiertos.
Gabo señala que lugares de este tipo, como las Haciendas, figuran en mayor medida en entidades como Aguascalientes, Estado de México, Tlaxcala, Jalisco, Puebla y Querétaro. La ventaja de estos sitios, de acuerdo con el especialista, es que los objetos encontrados suelen contar una historia ya que llegaron a pertenecer a personas que ahí habitaron; la desventaja, es que, a diferencia de los ecosistemas como las montañas y las playas, los hallazgos de estos sitios no se renuevan, por lo que suelen ser más limitados y difíciles de encontrar.
Es importante, además, saber que antes de emprender cualquier búsqueda todos los usuarios deben asegurarse de que no se trate de una zona protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y/o que pertenezca al patrimonio protegido por las autoridades culturales de México, ya que buscar metales en esos lugares está completamente prohibido.
Lugares públicos, en constante renovación de hallazgo.
Por otra parte, el especialista recomienda acudir a buscar en escenarios en los que la búsqueda de metales fluye con hallazgos con un menor valor histórico, pero de forma más constante. Un ejemplo son las playas, donde los turistas suelen extraviar anillos, aretes, cadenas y otro tipo de objetos, además de que son ecosistemas cuya contaminación por metales de consumo como latas y envases es de un nivel muy alto.
En ese tipo de sitios, los usuarios podrán encontrar nuevos objetos en cada búsqueda ya que los hallazgos sí se renuevan gracias a la afluencia de turistas. Además, en cada exploración, los metales desenterrados de la arena contribuyen a la limpieza del ecosistema, generando una huella positiva al medio ambiente.
Finalmente, Gabo destaca la influencia del clima en el detectoturismo. Algunos estados, como Tabasco, ofrecen desafíos de mayor magnitud debido a las temperaturas extremas, lo que se convierte en un obstáculo adicional. Para los detectoturistas principiantes, el embajador de Minelab recomienda buscar entidades con climas mucho más amigables como Aguascalientes, Jalisco, Puebla y Querétaro, en dónde las temperaturas permiten establecer caminatas más largas.
Independientemente del estado en el que se busque y la temperatura del lugar, Gabo recomienda llevar líquidos suficientes para mantenerse hidratado durante todo el recorrido, así como otros accesorios como guantes, rodilleras, polainas, gorras y/o sombreros, camisetas y prendas con mangas largas y bloqueador solar.
El detectoturismo es más que una actividad, es una forma de conexión con la historia y la naturaleza. A medida que los exploradores se sumergen en terrenos, lugares y climas diversos, la comunidad crece y comparte historias. Cada hallazgo cuenta una historia, y la verdadera riqueza está en la pasión por desenterrar el pasado.