El día jueves 10 de noviembre LS/Galería mostró la exposición Un espacio para los asombros de Rufino Tamayo, un icono de la plástica mexicana e internacional, en dónde, Lourdes Sosa Directora de LS/Galería nos compartió una breve explicación de su historia y de sus obras.
Queremos dar un agradecimiento especial al Maestro Juan Carlos Pereda que generosamente ha apoyado con los textos que acompañan esta muestra, por su talento, su conocimiento, su experiencia, su desprendimiento y su forma maravillosa de comprender el arte de Rufino Tamayo.
Rufino Tamayo, generador de una pintura con una armonía extraordinaria entre la forma y el color. Armonías sonoras, vibrantes, matéricas. La conexión de Tamayo con el color y su
propia naturaleza es genial, y su universo estético es inmensurable. El trazo constructivo de Tamayo, es el resultado de un análisis penetrante, donde presenta y representa imágenes tejidas con una paleta propia, intima, suya. Cada línea, cada forma, posee un lugar en el espacio
pictórico, y el color, es el generador de ese espacio a través de su matiz, su intensidad, su saturación y su valor.
ESTAR FRENTE A UNA OBRA DE RUFINO TAMAYO ES CAUTIVADOR.
Su iconografía envuelve al espectador. Supo crear una construcción sensible de la composición, de la estructura del cuadro y de la relación con los elementos que la integran. Elementos substraídos de culturas prehispánicas, leyendas, faunas fantásticas, paisajes desérticos sumergidos por la luz de la luna o el brillo del sol; la metafísica, la cotidianidad, las sonrisas, la música.
“La realización de esta exposición de pintura y gráfica del artista oaxaqueño es un tributo a la gran admiración que tenemos por él, una celebración de lo nuestro, de nuestra identidad. La
perspectiva y el alcance de la obra de Rufino Tamayo es universal, en México y en el mundo su obra es fundamental en la historia del arte”.
- Lourdes Sosa y Andrea Zapata Directoras LS/Galería
- PODRÁS VISITAR ESTA EXCLUSIVA EXPOSICIÓN en LS/Galería ubicada en Enrique Ibsen 32-A, Polanco, Polanco III Secc.