Los príncipes Federico y Mary de Dinamarca están viviendo este verano toda una serie de experiencias que, con toda seguridad, harán inolvidables sus vacaciones. Tras una breve estancia semioficial en China con ocasión de los Juegos Olímpicos de Pekín, una cita con especial significado para ellos ya que se conocieron casualmente en los de Sydney (2000) y asistieron recién casados a los de Atenas (2004), los herederos daneses emprendieron caminos distintos antes de volver a reunirse.
Mary se encuentra en Tasmania con sus hijos, los príncipes Christian, de dos años de edad, e Isabella, de uno. La Princesa voló con los niños hasta la isla australiana a principios de esta semana en un avión en el que, curiosamente, estuvieron sentados junto al resto de pasajeros sin que estos se dieran cuenta de su presencia hasta que el avión tomó tierra.
La visita durará diez días y es la primera que la pequeña Isabella realiza a la tierra natal de su madre. Durante su estancia en Australia, la Heredera y sus hijos se alojan en la casa que Jane, la hermana de Mary, posee en Hobart.
Por su parte, el Príncipe Federico comenzó este miércoles una visita de tres días a Mongolia, coincidiendo con el 40º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Dinamarca y este país asiático. Acompañado por el embajador de Dinamarca en China, Mongolia y Corea del Norte, el hijo de la reina Margarita ha realizado su tercer viaje a esta nación de Asia y ha mantenido sendos encuentros con el presidente mongol y el primer ministro.
En la capital ha podido practicar algunas de sus aficiones favoritas: montar a caballo y el tiro al arco. Una de las visitas que ha realizado hoy ha sido a la Universidad Estatal de Educación, donde ha sido nombrado “Honoris Causa”.