«Se trata de dejar que el ingrediente hable por sí sólo». Ese es el mantra del Chef Javier García Cerrillo, Chef Ejecutivo de Fire Pit Meat & Grill y del Hotel Peñasco del Sol en Puerto Peñasco, Sonora. Egresado del Instituto Culinario de Xalapa, viajero incansable, ávido amante de la brasa y curioso incurable, Javier García está creando una cocina única a fuego abierto en un destino que está por cambiar gastronómicamente.
Javier trabajó en España, de la mano de Santi Santamaría, en el afamado restaurante Can Fabes y al día de hoy, diez años después incluso de la muerte del genio culinario, aún se refiere a él como «mi jefe». Aprendió de uno de los grandes de la culinaria mundial que el ingrediente no necesita aditivos ni falsedades que lo encubran, sino una técnica que eleve el producto con devoción y, sobretodo, con respeto por el mismo.
Tras su paso por España, y de regreso en México, Javier cocinó para chefs tan importante de nuestro país como Gerardo Rivera o Guy Santoro, Javier ha cocinado en Puebla, Guadalajara y Tulum en donde ha pasado de los grandes hoteles a restaurantes independientes y proyectos culinarios únicos que han cambiado el rostro de destinos tan diversos como Riviera Maya.
Fue en Tulum como Chef Ejecutivo de Papaya Playa Project, un espacio que redefinió el concepto de cocina y sustentabilidad en el destino, donde John W. Cullen, presidente de Grand Heritage Hotel Group, compañía que tiene entre sus propiedades el aclamado Stanley Hotel en Estes Park, Colorado, descubrió el talento de Javier y decidió de manera inmediata llevárselo a su propiedad en Peñasco del Sol, Sonora, el último puerto del Mar de Cortés y uno de los destinos más privilegiados de todo el país para hacerlo no sólo el Gerente de Alimentos y Bebidas de la propiedad, sino para darle un lienzo en blanco en el que poder expresar todo su conocimiento y su creatividad.
Con acceso a una gama de ingredientes frescos del mar inigualables y una libertad creativa para generar el nuevo concepto del hotel, el Chef García Cerrillo recordó su amor por la brasa adquirido en sus viajes a Argentina y los años de entrenamiento para perseguir esta técnica de cocina con un elemento tan básico de nuestra esencia y, al mismo tiempo, tan complicado de dominar. Tras un año de construcción, conceptualización, pruebas y perfeccionamiento del menú, las experiencias, las técnicas y el equipo de cocina, para el segundo año de su estancia en Puerto Peñasco, Javier y la administración del hotel decidieron abrir el restaurante que se convierte en insignia no sólo de la propiedad sino del destino.
«Con la carne y el producto no puedes mentir. Así que buscamos romper las reglas de lo que nos dicen que debe ser una cocina de brasa y mostrar que hay mucho por descubrir de la grandeza de nuestros ingredientes», dice Javier, a quien le gusta cocinar a flama abierta, contrario a lo que dictan las normas tradicionales del grill. «¿Quién dijo que no debíamos cocinar con fuego directo y por qué le creímos?». Desde los mejores cortes de carne hasta pescados que, por simple lógica geográfica, no pueden tener más frescura, Javier está creando una experiencia culinaria en Fire Pit Meat and Grill que incluye un Omakase de Brasa en el que jugar con los sentidos y los paladares de sus comensales es la misión principal.
Con un amor por el vino de bodegas especiales y poseedor de una de las cavas con botellas más exclusivas que pueden encontrar en muchas partes de México, Fire Pit Meat and Grill se abre en Noviembre de 2020 para darle fuerza a Puerto Peñasco como un destino en el que se está cambiando la forma en que miramos la cocina en el noroeste del país.
Además del menú a la carta y el Omakase de Brasa, el Chef Javier García ha impulsado proyectos y experiencias únicas como una experiencia culinaria con brasa en la Reserva de la Biósfera El Pinacate o cenas con productos únicos como carne de caza cocinadas por varias horas, barbacoa en horno holandés y cocina de brasa en la playa para el atardecer, siempre usando productos que privilegien la calidad sobre el discurso de localía. «Me importa tener producto extraordinario. Y a veces hay que irnos unos kilómetros más lejos de lo que dice la mercadotecnia para tenerlo. Pero así puedo estar seguro de que lo que servimos es lo mejor que podemos tener».