Rodeado de imponentes volcanes y emplazado en el corazón del centro histórico de la emblemática ciudad, abrió sus puertas Rosewood Puebla, reflejando en su interior cuatro siglos de cultura para ofrecer a sus huéspedes enriquecedoras experiencias en un entorno de lujosos espacios que conservan la esencia de su origen.
Luego de casi tres años de haber dado inicio a las trabajos de construcción y restauración, Rosewood Puebla cuenta con 78 habitaciones y suites, cuatro distinguidos restaurantes y bares que ofrecen extraordinarias opciones gastronómicas.
Además, ofrecerá a sus húespedes un Sense, A Rosewood Spa, alberca en la terraza con vistas panorámicas de la ciudad, gimnasio, instalaciones para eventos y un servicio excepcional.
Cada una de sus 78 lujosas habitaciones y suites están equipadas con fino mobiliario de madera y piel, pantallas planas inteligentes, baños con tina y duchas de lluvia, cafetera Nespresso e internet inalámbrico de alta velocidad.
Sus cuatro restaurantes ofrecen espacios casuales que fusionan sabores locales con internacionales dando lugar a deliciosas experiencias guiadas por el Chef Ejecutivo Jorge González que van desde un tradicional bistrot decorado con vitrales hasta un chic bar en la parte más elevada del hotel con impactantes vistas panorámicas de la ciudad y sus majestuosos volcanes.
Por su parte, el Bar Los Lavaderos se convertirá en el punto de encuentro de locales y visitantes pues ofrece un íntimo espacio que mezcla la historia de este rincón del siglo XIX con la contemporaneidad de un moderno bar.
Rosewood Puebla cuenta con un Sense, A Rosewood Spa, un sublime espacio para el descanso y la relajación con tratamientos inspirados en más de 480 años de sabiduría y tradiciones curativas que llevan a los huéspedes a un estado de bienestar absoluto. Está equipado con tres lujosas cabinas y una sala de manicure y pedicure. Su ubicación en la terraza del hotel permite disfrutar de vistas al centro histórico poblano.
Rosewood Puebla fusiona historia con modernidad, dando como resultado un conjunto de vestigios arquitectónicos del barrio de San Francisco que incluyen tres edificios de antaño, así como la Capilla del Cirineo construida en el siglo XVIII y los icónicos Lavaderos de Almoloya, elementos que dan lugar a un majestuoso hotel.
La edificación está inspirada en la arquitectura poblana de tonos barrocos, e incluye los más distintivos símbolos de su historia y tradiciones como talavera con diseños creados en exclusiva para el hotel, piedra, herrería, cobre y maderas antiguas, combinado con matices contemporáneos que crean un entorno elegante y confortable a la vez.