Esta semana recorrimos parte del Camino Real Sumiya Cuernavaca, un hotel que se caracteriza por su construcción tipo oriental-japonés.
Este lugar no siempre fungió como hotel. Era la residencia de la socialité estadounidense Barbara Woolworth Hutton (1912-1979), considerada una de las mujeres más ricas del mundo en el siglo XX. Barbara era hija de Edna Woolworth, una de las tres herederas de la fortuna del magnate Frank Winfield Woolworth, quien amasó una inmensa fortuna en los almacenes Winfield & Woolworth. Su padre, Franklyn Hutton, fue un corredor de bolsa.
Con cinco años de edad, su vida se vio marcada por el suicidio de su madre, atribuido a la infidelidad de su marido. Su padre a partir de ese momento la desamparó emocionalmente y quedó a cargo de sus abuelos, quienes fallecieron años después. Fue entonces cuando Barbara heredó una gran fortuna.
En 1959, compró un extenso terreno en Cuernavaca, Morelos, y mandó a construir un palacio al estilo japonés (actualmente Camino Real Sumiya Cuernavaca).
En este lugar todavía se pueden recorrer andadores y caminos que te trasladan a los tradicionales y mágicos jardines japoneses.
La propiedad, que tuvo algunos propietarios después de Barbara, aún conserva el Teatro Kabuki, réplica que la socialité mandó a construir del Teatro de la antigua ciudad de Kyoto, además de un baño Ofuro, un Jardín Zen y pinturas originales.
Barbara gastó una gran fortuna en esta residencia y en sus esposos y amantes. Sufrió inestabilidad emocional y anorexia. En mayo de 1979 murió sola, enferma y en bancarrota. La prensa la llegó a apodar «La pobre niña rica».