Limpiar tu rostro todos los días no necesita ser una actividad rutinaria de flojera, de hecho puede convertirse en un momento para consentirte y disfrutar de la sensación refrescante de una piel limpia, suave y radiante. Escoger el producto correcto para hacerlo, es clave.
Pond´s asegura que uno de los errores más comunes que cometemos es pensar que lavarnos la cara significa usar agua y jabón cuando estamos en la ducha. El jabón que usas para tu cuerpo no debería ser el mismo que usas para tu cara, pues los ingredientes en la mayoría de ellos suelen ser muy duros para la piel del rostro y dejarla tirante y escamosa por la resequedad.
Es necesario comprender que, aunque tu piel es un solo órgano, el nivel de sensibilidad varía entre cara y cuerpo. Las razones principales son dos:
1. El estrato córneo, la capa más superficial de la piel, es muy delgado. Eso aunado a que tenemos muchísimas terminales nerviosas en la cara, implica que esta zona se irrita muy fácilmente.
2. Debido a su cantidad de glándulas sebáceas, la piel de la cara suele ser más grasosa. Además, los productos como el maquillaje y el protector solar que aplicamos cada mañana forman una película que va atrapando los contaminantes en el ambiente.
Es posible encontrar limpiadores faciales en muchas presentaciones: espumas, cremas, aceites. Lo importante es que elijas un limpiador que retire toda la suciedad de tus poros, pero que no irrite, reseque o sea demasiado agresivo con la piel.
Por la noche, lo recomendable es realizar una limpieza doble: primero retirar todo el maquillaje, bloqueadores solares a prueba de agua, etcétera, y después usar un limpiador en conjunto con agua templada, nunca caliente o fría, pues ambos extremos pueden causar la ruptura de capilares, además de que el agua demasiado caliente reseca la piel. De esta manera, en la mañana el proceso será más sencillo, pues sólo necesitarás remover la grasa natural que se generó mientras dormías.