A través del delta del río Mekong, conformado por miles de canales que riegan 40 mil km cuadrados, se puede realizar un fascinante viaje donde las rudimentarias embarcaciones que surcan el agua amarillenta, teñida por la tierra que fertiliza los campos y los jardines frutales.
Los ojos que aparecen pintados en la proa de los barcos la usan los pobladores de la región para ahuyentar los «malos espíritus». El paisaje nos ofrece una selva tropical que se funde con casas flotantes de madera y hojas de parra. Los campos sembrados muestran una gran variedad de verdes intensos.
Los coloridos mercados flotantes, como el de Cai Rang, son todo un encanto. Abundan las frutas, verduras, huevos de aves exóticas, ranas, arroz, pescados y mariscos, todo fresco. Los habitantes practican diferentes religiones, desde el budismo al islamismo pasando por las y las sectas cao dai y hoa hao. Un experiencia para vivir.