Mucho se ha especulado sobre la injerencia de la mente en el cuerpo, y es que la cosmovisión oriental y de las culturas milenarias, pese a sus momentos de desarrollo han insistido en que, para cultivar un cuerpo sano, debemos tener una mente sana.
Prácticas como el yoga o la meditación se han vuelto de las favoritas para cultivar una mente armónica, pues al realizarlas, se logra acallar los pensamientos y encontrar una paz interior que empata perfecto con una mente más relajada y por supuesto positiva.
De esta forma, tener una mente en paz es reconocer que podemos entrar en crisis pero que no es imposible salir de ésta, que forma parte de un proceso de vida y que nada es permanente, todo es movimiento y debemos fluir con éste. Eso logra que nuestra mente se flexibilice y comprenda sin aprehensión ni ansiedad.
Al pensar y ver que la vida no es sufrimiento sino que es un flujo de energía constante y que, dependiendo nuestro estado anímico y espiritual, es como acogemos las vivencias, nuestro cerebro se modifica.
“En Esencia y Luz, buscamos apoyar y dar las herramientas para lograr que sean las personas las que logren cambios en su vida, sin requerir de otros. De esta forma, solo necesitas recurrir a ti y tu espíritu para sanar y aprender de ti misma” comenta Bren Nuñez, sanadora energética y fundadora de Esencia y Luz.
Todos requerimos de guía, no cabe duda, pero también se requiere de conocernos a nosotros mismos y modificar esas creencias inculcadas que marcan una especie de comportamiento que nos limita, no nos permite crecer o entender para adaptarse.
“El objetivo es ser feliz y que aprendas a serlo, eliminando las experiencias demasiado traumáticas para aprender. Con amor y compromiso contigo misma, se puede aprender de forma igual de efectiva”, continúa Bren.
Recordemos que las creencias se alojan en nuestro cerebro, a nivel subconsciente y es justo a través de diversas prácticas que podemos modificarlas para lograr pasar al siguiente nivel. Gandhi decía: “Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino·” Y de esta manera, nos percatamos de que nuestra responsabilidad con nosotros mismos, es trabajar lo qué pensamos para ser libres.
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