Regresa Mexico’s Next Top Model, con Jaydy Michel, quien sorprendió en su temporada debut con su fino humor negro. La super modelo mexicana nos platicó de su vida antes y después de la fama internacional.
Todas las veces que Jaydy Michel ha aparecido fuera de una pasarela hay una constante en su forma de ser: es seria, sus respuestas son cortas y su porte es impecable. Asiste a los cocteles de las firmas de lujo de las que es embajadora, concede contadas entrevistas, sonríe para las fotos y no hay más. En realidad, Jaydy Michel era un misterio hasta antes de Mexico’s Next Top Model.
En su quinta temporada y segunda para ella, que se transmitirá en septiembre por la señal de Canal Sony, a través de Cablevisión y SKY, lo complementan los jueces del año pasado, la ex modelo Glenda Modelos, Glenda Reyna; el fotógrafo de moda Allan Fis; el director de la agencia Contempo, Óscar Madrazo y el editor experto en moda Antonio González de Cossío.
Ese humor negro…
Glenda se había ganado el papel de estrella del show por su fuerte y punzante personalidad, pero con Jaydy, los fans celebraron su carácter divertido y simpático, porque nunca antes la habíamos visto así.
Aun con todos los años que ha vivido lejos de su tierra, Puerto Vallarta, no ha perdido su acento tapatío. Rubia, de ojos azules y 1.80 de estatura, es más jalisciense que las tortas ahogadas. “Como digo una cosa digo otra”, dice, parafraseando a la Chimoltrufia de Chespirito, mientras cuenta en exclusiva la historia de su vida, antes de ser la última gran modelo mexicana del Siglo XXI.
Nacida el 20 de diciembre de 1981 en Guadalajara, Jalisco, es hija del dentista tapatío Octavio Michel Peyró y de Marie Brixton; tiene dos hermanos, Adam e Ivett. Cuando tenía 18 años, Jaydy fue enviada por su familia a Estados Unidos, país natal de su mamá, a perfeccionar su inglés, “ahí empecé con el tema del modelaje, me hice unas fotos que casi casi yo pagué”.
Estaba en Seattle, una ciudad poco glamourosa si se trata de contratos de lujo, “conocimos a una booker pero no trabajé casi nada, no tuve mucha oportunidad”. La hoy espectacular modelo, recuerda que por entonces tenía una cara “redondita, muy de niña, como globito, y no daba el look”; pero no por ello se desanimó.
De cara de globo a diosa de la pasarela
“Siempre he tenido la fortuna de ser delgada”, dice la modelo, que vio cómo su carita redonda tomó la estructura envidiable que hoy presume: pómulos ponderosos, mentón cuadrado y labios gruesos.
Convertida en una diosa, comenzó su aventura en las agencias mexicanas. “Al principio mi papá no quería, pero poco a poco lo aceptó cuando vio que estaba decidida y que lo estaba tomando en serio”.
Fue por ello que partió a España a buscarse la vida en 1995. Su primer trabajo fue en una pasarela en televisión, “y fue en traje de baño, me moría de la vergüenza porque nunca había salido en televisión así”.
Lo que más recuerda de esa época fue que llegó “con el pelo cortísimo y pelirrojo, porque me lo había teñido para un trabajo en México y no se me quitaba”.
A pesar de que obtuvo algunos buenos trabajos, no se sentía cómoda con ese look, “no me pega para nada ese color, era horrible”. Así que cuando encontró el tono rubio adecuado Jaydy multiplicó sus oportunidades.
Rubia tonta, jamás!
Pero la familia Michel Brixton no estaba dispuesta a dejar ir a su hija a Europa sin un compromiso a cambio. Jaydy fue con la intención pero también de prepararse académicamente. Ingresó a la prestigiada Universidad Complutense de Madrid para la carrera de Periodismo o Ciencias de la Información.
Esto fue en 1994, cuando las carreras estilosas como diseño de modas o gastronomía no estaban bien vistas todavía, mucho menos el modelaje. “No sabes lo difícil que es hacer ese examen”, dice la tapatía, “la gente se prepara durante un año para pasarlo, y yo me preparé en apenas dos meses, me ayudó una amiga, compramos una guía, me prestaron unos libros, ¡y yo pasé!”.
Para el carácter sociable de Jaydy era la carrera indicada, porque era lo más cercano al modelaje, la conducción televisiva o incluso la actuación.
“Estuve dos años nada más, qué mal… pero ya no podía por el trabajo”. Justo cuando entró a la universidad, los mejores contratos llegaron, “viajaba mucho, casi no iba, y ya cuando empecé a bajar mis calificaciones tuve que tomar la difícil decisión de dejar la escuela”.
No le gusta hacer las cosas mal hechas, porque entonces, “mejor no las hago”, así que se retiró de los estudios con la idea de que fuera sólo una pausa, “de hecho, ahora tengo un poco más de tiempo y quiero volver a estudiar cuando tenga la oportunidad”.
La Barbie viviente
Pero, ¿por qué quiso ser modelo? “Cuando era niña quería ser diseñadora de modas”, recuerda. “De chiquita, cuando jugaba con las Barbie,s las arreglaba, les hacía su casa con toallas del baño, los sofás y los colchoncitos también eran rollitos de toallas”.
Sus primeras modelos fueron las muñecas. También les hacía vestidos y peinados. Hasta dibujaba los bocetos de los posibles diseños de alta costura que lucirían sus Barbies, “y dibujaba fatal, mi mamá todavía guarda esos bocetos, ja ja”.
Pero Jaydy todavía no identificaba su deseo de ser modelo. Ella estaba convencida de que sería diseñadora por su fascinación por el styling, “y hasta la decoración”. La intención vino en la adolescencia.
Pero la historia de Jaydy no fue tan fácil como la de muchas otras top models que son descubiertas en la calle sin mover un dedo, “recibí el ‘no’ muchas veces, pero había algo dentro de mí que me decía que no me rindiera”. La insistencia la llevó a conseguir sus primeros trabajos “y así logré disfrutar de mejores opciones después”.
Esa determinación fue la que la puso en el candelero. A sus 20 años, afincada en Madrid, la que prometía ser una de las más modernas capitales de Europa (y así fue, antes de la catástrofe del euro), Jaydy fue casteada como la imagen de la firma de belleza Don Algodón.
Alejandro Sanz
Cuando su joven carrera estaba en un periodo inmejorable, surgió la vorágine que no se detendría por los siguientes 10 años: en 1997, los medios rosas españoles reportaron que el cantante Alejandro Sanz tenía una novia mexicana, que era de Puerto Vallarta y que modelaba en España.
Cuando se descubrió su identidad, Jaydy se vio acosada por los paparazzi españoles. “Uno nunca esta preparado para ese tipo de cosas, es cuando tienes que demostrar tu verdadera forma de ser”. Esa fama repentina, increíble e irónicamente, le estorbaba.
Jaydy Michel tenía 21 años y Alejandro Sanz era la gran estrella pop de los 90; por entonces, promocionaba Más, el disco más vendido de su carrera –contenía el famoso tema “Corazón Partío”– y uno de los mejores 100 álbumes de la historia de la música en español, según la revista Billboard.
“¿Qué puedes hacer? Cuando te toca te lleva la corriente, no puedes nadar muy en contra; ni modo”, dice Jaydy sobre aquellos días de vuelcos. “Nunca quise aprovecharme de la fama de otra gente, siempre procuré respetar eso y el esfuerzo que él puso en su trabajo, que era lo mismo que yo quería para el mío”.
Jaydy nunca concedió entrevistas durante los ocho años de relación que mantuvo con el cantautor, “intenté que me respetaran y al final lo conseguí”. Hoy en día, se dice orgullosa “de haber tenido que guardar silencio en muchas ocasiones donde no hubiera querido hacerlo”.
En diciembre de 1999, la pareja selló su relación por un rito nativo en Bali; en 2001 nació su hija Manuela y en 2005 se separaron.
El éxito internacional
Jaydy vio su peor pesadilla volverse realidad después, cuando su ex marido dio declaraciones alrededor de la separación, y muy en contra de su costumbre, la modelo dio una entrevista a la revista ¡Hola! para confirmar el divorcio, pero sin dar detalles.
Su objetivo fue acabar con el tema de una vez por todas. “Lo que no hice nunca fue meterme en el fuego, porque yo no vivo de mi vida privada”.
Las aguas mediáticas se calmaron y luego de aquella tormenta vio venir sus mejores contratos como top model. En 2006 firmó con la marca Tous, y en 2008 trabajó para Cartier y fue una de las figuras del Fashion Lounge del Festival del Cine de Cannes.
Como rostro de marcas de lujo internacional, por fin vio la cosecha de tantos y tantos años de participar en pasarelas, desde la excéntrica Ágatha Ruiz de la Prada hasta el estiloso Javier Larráinzar.
Eso es lo que les ha dejado a las participantes de Mexico’s Next Top Model, “quiero que sepan que pueden llegar a tener un lugar importante, pero hay que luchar y esforzarse”.
A lo largo de 14 capítulos, Jaydy es clara con las aspirantes en que ella no tuvo segundas oportunidades que hubieran acelerado su carrera, “y me parece importante transmitirles que yo también estuve ahí, que no fue bien siempre y aún así aquí estoy”.
Rafa Márquez, el príncipe
A la par de su éxito profesional, en lo personal, la vida también la ha tratado bien. En 2007 salió a la luz su relación con el futbolista mexicano del FC Barcelona, Rafa Márquez, quien también tenía hijos de su anterior matrimonio: Santiago y Rafaela.
Pronto, se convirtieron en una pareja favorita de la prensa social tanto en España como en México por su carácter de triunfadores. Ella, una modelo consagrada, y él, defensa central indiscutible del equipo del momento, con el que ganó dos Champions League, en 2006 y 2009.
Cuando Márquez rescindió su contrato con el Barcelona se enroló con el equipo de la MLS de Estados Unidos, New York Bulls. Después de casi 20 años, Jaydy dejó España para vivir en el Upper Manhattan. La pareja afincó su residencia en el bohemio barrio de Chelsea. Se casaron en 2011, en Careyes.
Jaydy comenzó a viajar con más frecuencia a México. En 2012, la marca de alta relojería Jaeger-LeCoultre la anunció como su nueva embajadora. Durante la inauguración de la boutique en Polanco, Jaydy estuvo acompañada por su flamante esposo.
La vida en familia
En diciembre de ese mismo año, Rafa Márquez fichó por el León de la liga mexicana, por lo cual, la familia completa, incluyendo a Manuela, la hija de Jaydy, vivieron en una apacible ciudad mexicana. “Nueva York fue maravilloso me encantó pero nunca pensé quedarme a vivir ahí para siempre porque es muy intensa y tiene mucho ajetreo”.
A los pocos meses, Jaydy dio su propia noticia bomba al darse a conocer que sería la nueva conductora de Mexico’s Next Top Model. Durante todo el año dividió su tiempo entre las grabaciones del programa y su nueva vida en el Bajío, al lado de su familia.
“Hay que aprender a vivir en todos los sitios y disfrutar cada momento de la vida”, dice sobre su nueva etapa, ahora en el Hellas Verona, de Italia, equipo al que acaba de ser contratado su esposo.
Jaydy además, dedica gran parte de su día a leer y siempre comenta que es fan de los libros espirituales y de autoayuda. “Hay que sonreírle a la vida que te trae cambios, por algo son y yo los abrazo”, dice con un tono campechano.
Al parecer, su espiritualidad y su entereza son el pilar de su exitosa carrera y la vida familiar que hoy disfruta esta mujer de 39 años, simpática y guapa, como debe serlo toda buena tapatía. “La verdad me siento muy feliz”.