Hace unos días encontramos un artículo sobre las mejores piscinas tipo borde infinito que hay en el mundo. Las fotos no dejaron de sorprendernos. Hoteles como “Caco Tangoo” en Grecia, “Viceroy Bali” en Indonesia o “Marina Bay Sands” en Singapore presumen albercas realmente asombrosas.
No hay un registro exacto de cuándo salieron las primeras o quién es el creador de este símbolo de lujo, lo que realmente nos sorprende es que todavía sigan siendo parte una pieza fundamental en la hoteleria de lujo.
Navegando por la red encontramos un artículo de Patrick Barkham en The Guardian en el que habla justamente de esta creación arquitectónica que tanto inspiró al mundo del lujo -claro- de lujo de hace 20 años que evidentemente ya no es el mismo que el de ahora.
En el artículo “Is this the end for the infinity pool?”, Barkham reflexiona sobre cómo el máximo lujo puede pronto convertirse en lo peor del mal gusto, algo que nos hizo preguntarnos, ¿por qué siguen siendo tan populares en el mundo?
Para el escritor las albercas infinito son el máximo símbolo de estatus para el mercado hotelero, sin embargo, ese “símbolo” ha ido en decadencia como todo lo que grita “véanme tengo dinero”.
Las piscinas infinito fueron un boom en la época de los 90s. El clásico “estanque” había sido remplazado por algo insuperable: la mejor vista del lugar. Un espacio en el que cualquiera puede sentirse en “Rey del mundo” mediante la ilusión óptica que se extiende hasta el horizonte.
Según Patrick Barkham, en Inglaterra las piscinas infinito brillaron en los novetas en la villas de lujo de Corfú, frecuentadas por la clase dirigente británica. Tomarse una foto en una de esas piscinas era símbolo de un exquisito lujo, al que pocos podían llegar.
Con el tiempo estas albercas comenzaron a cobrar fuerza en el mundo de la hotelería y las casas de vacaciones en todas partes del mundo. El diseño y paisaje es sin duda una parte fundamental para competir unas con las otras.
Sin embargo Patrick apunta que como todo, este concepto se fue “devaluando”, porque muchos políticos y futbolistas comenzaron a presumir su vida de lujo posando dentro de estas piscinas, que por cierto cobran cara la factura en el ambiente ya que usan más agua que una alberca convencional, “pierden más agua por evaporarse, ya que no pueden utilizar simplemente una cubierta de piscina y necesita más energía para alimentar los sistemas de recirculación que bombean el agua que rebosa hacia atrás en la piscina” dice el autor.
Hoy entrar a Google y buscar “las mejores piscinas del mundo” es encontrar cientos de fotos de piscinas infinito, en todos los lugares del mundo, de todos los tamaños, y hasta de varios pisos.
En un mundo en el que lujo evita en camino de la ostentación ¿Cuál será el futuro para las piscinas infinito?
*El artículo de Patrick Barkham fue publicado en el 2009, nos preguntamos qué pensará ahora.