Conocí a Eduardo en una comida en Eloise, en donde junto con Abel Hernández, Chef propietario de este magnífico restaurante francés, cocinó a cuatro manos el famoso menú llamado Sensaciones Cítricas, incorporando diversos elementos con estos sabores, en este caso a la cocina de Eloise. La dupla entre Morali y Hernández me pareció extraordinaria, minutos después supe que estos dos jóvenes Chefs habían trabajado en equipo anteriormente, justo en Eloise, de ahí, esa complicidad tan fuera de lo común.
Es apasionante ir conociendo a fondo muchos Chefs, los cuales, más allá de estar de moda, deben de ser admirados por su técnica, su pasión por la cocina, por la innovación en sus creaciones y sobre todo mostrar su personalidad, carácter y entrega en cada uno de los platillos que son servidos en las mesas de millones de comensales todos los días. Ser Chef no es trabajo fácil, ya que se requiere más que talento, hoy por hoy, un Chef debe de conocer sobre administración, PR, mercadotecnia, certificaciones y más, para poder tener un lugar exitoso.
Eduardo sin duda alguna es un hombre al que le gusta la investigación, siempre pregunta como hacer las cosas, y eso, creo yo, le da muchísimo valor a cualquiera, y en este caso al jóven Chef el cual busca como preparar en su cocina platillos novedosos e innovadores, lo cual lleva a la práctica en Beef Bar, en donde además de los cortes únicos que presenta el lugar, Eduardo incorpora a la carta sus creaciones, las cuales son espectaculares. A su corta edad, es hoy por hoy, miembro del famoso Club Vatel en México, el cual sólo invita a los mejores, y el nombre lo dice todo, Vatel, el multigenial productor de las fiestas del Rey Sol, quién hasta hoy, sigue siendo recordado por sus maravillosos platillos y montajes. Dentro del gremio gastronómico el Vatel Club México es una de las asociaciones con más influencia en la industria por los vínculos comerciales con empresas multinacionales que permiten la comunicación de todos los actores involucrados en la gastronomía, y del cual, Eduardo es hoy miembro. Estoy cierta, que aportará grandes ideas a esta agrupación, en hora buena!
Beef Bar, nació en Montecarlo, en Mónaco, su creador Riccardo Giraudi, era importador de carne USDA Prime Black Angus, y como buen empresario, pronto sintió interés por montar un restaurante que enalteciera el sabor y la calidad de su producto, por lo que después de consolidar su éxito en Mónaco, abre en Moscú con un éxito arrebatador, para después llegar al local que por mucho tiempo fuera el famoso Le Cirque, en Camino Real. Este enorme espacio, permitió a Giraudi y sus diseñadores, contar con una espectacular terraza y una cava, para mi una de las más majestuosas en México, la cual da cabida a más de 200 etiquetas de vino, las cuales son cuidadas impecablemente en su variedad y origen, ya que además de tener etiquetas conocidas, hay en esta hermosa caja de cristal, interesantes vinos que no se encuentran por doquier. En esta historia, esta uno de los ingredientes primordiales de Beef Bar, su cocina, el Rolls Royce de las cocinas en México, dicho por muchos Chefs que conozco. El día que Eduardo nos dió el recorrido por esta, quedamos impresionados tanto por su tamaño, como por la selección de estufones, hornos, refrigeradores, cámaras frías y máquinas. Tan sólo el espacio destinado al lavado de los platos debe de medir 120 metros. !Espectacular!
Eduardo se graduó con honores del Culinary Institute of America en Nueva York. Tras graduarse, Morali siguió dentro del CIA para entrenar como sous chef en el galardonado American Bounty Restaurant. Un año después, al llegar a la ciudad de Nueva York, aterrizó en el afamado Café Boulud, donde fue expuesto a refinados sabores y técnicas francesas contemporáneas. Posteriormente regresó al restaurante Tabla donde había hecho prácticas años atrás, propiedad del afamado restaurantero Danny Meyer (Union Square Café, Gramercy Tavern, Eleven Madison Park, entre otros). Fue ahí, donde al lado del no menos afamado chef Floyd Cardoz, Eduardo moldeó su técnica, trabajando todas las estaciones del restaurante antes de su partida. Es ahí también donde aprendió lo que hoy marca su filosofía: el respeto al ingrediente, el balance de sabores y hacer feliz a sus comensales.
A Eduardo le gusta incorporar periódicamente platillos a la carta, la última vez que estuve por ahí, nos mandó un espectacular plato de carnes frías, de las cuales el había preparado 3 y estaban sencillamente increíbles! Estas, junto con una buena botella de vino español, nos hicieron la tarde. En otra ocasión pedí el pulpo rostizado con romesco de tres chiles, alioli y limón, de reciente creación, el cual les invito a que prueben, ya que su cocción, consistencia y sabor, fueron inmejorables. Otro de los grandes platillos que ha incorporado Eduardo a la carta son las tostas, la que yo probé era una tosta de burrata con mermelada de tomate, aceite de olivo y micro arúgula, para chuparse los dedos! Yo tengo un tema con el queso burrata, me lo puedo comer a puños, es simplemente fresco y delicioso. Otro de los platillos nuevos que ha incorporado Morali es el tiradito de atún, otro acierto enorme, el cual es servido con vinagreta de yuzu, chile manzano, aguacate y aceite de menta, un sueño hecho realidad.
En fin…..no me queda más que pedirles que una vez que hayan ido a probar la cocina de Eduardo Morali, me platiquen de su experiencia!