Danzas tradicionales de Oaxaca, como la de los diablos, tejorones, malinches y toritos, ejecutadas por los pueblos huaves, afromestizos y mixtecos, son algunas de las imágenes que pueden observarse en la exposición fotográfica Invocaciones, máscaras y danzas del Pacífico sur, de Ruth D. Lechuga (Viena, Austria, 1920–Ciudad de México, 2004).
A 10 años del fallecimiento de la coleccionista, el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP) exhibirá en la Sala “María Sabina” hasta el próximo 31 de agosto la muestra integrada por 35 fotografías.
El montaje de imágenes en blanco y negro de la Costa Chica de Oaxaca, captadas entre 1960 y 1985, abre con El viejo (1966), donde se ve una máscara humanoide característica del pueblo indígena mixteco, particularmente de Pinotepa.
Además de mostrar sones, chilenas y danzas tradicionales de Oaxaca, los espectadores podrán observar a los danzantes ataviados de máscaras y trajes estrafalarios, elementos con los cuales los danzantes demuestran su devoción y respeto.
En las fotografías también se observan penachos, músicos con máscaras, los integrantes de la comunidad viendo las danzas, reuniones comunitarias, ensayos previos, así como artesanos realizando cabezas de serpiente.
La exhibición está acompañada por 12 vistosas máscaras de madera, (cedro, parota y pino), creadas por artesanos, en las cuales se pueden observar algunas de las utilizadas en las distintas danzas, como: máscaras de toro, calavera, diablo, María Candelaria, de viejo, de negro, chivo, serpiente, tigre y culebra.
Este año el recinto exhibe la muestra, por vez primera, como reconocimiento a Ruth D. Lechuga, una de las pioneras y promotoras del arte y la cultura mexicanas.
Invocaciones, máscaras y danzas del Pacífico sur se exhibe en el Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado en avenida Hidalgo número 289, esquina con Allende, colonia Del Carmen, en Coyoacán. Horario: martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas; domingo, entrada libre.
Más sobre Ruth D. Lechuga
La artista de la lente llegó a México en 1939, salió junto con su familia de Austria, su país natal, por el conflicto de la Segunda Guerra Mundial. Ya en tierra mexicana viajó constantemente por el interior, lo que la llevó a encontrarse con un país maravilloso y alucinante.
Fue médico de profesión y fotógrafa por afición, se naturalizó mexicana en 1954. Enamorada de las costumbres, tradiciones, lenguajes e indumentaria de los pueblos indígenas, inició la aventura al registrar con su cámara toda manifestación cultural, por lo que a lo largo de su vida documentó y formó un archivo fotográfico en donde se describen y muestran las condiciones de vida y el ambiente de los pobladores.