Alemania vive por estas horas momentos de agitación, luego del triunfo de Ángela Merkel, la jefa del gobierno alemán, en las elecciones realizadas en ese país.
Lejos del fragor de la batalla política, miles de alemanes y extranjeros tomaron parte del inicio del Ocktoberfest, la tradicional Fiesta de la Cerveza de Munich, en su 180° edición.
La ya legendario cita gastronómica espera reunir a seis millones de amantes de la cerveza y las salchichas, tomando en cuenta que el año anterior convocó a 6.4 millones de visitantes.
El encuentro fue inaugurado por la propia Merkel, quien ante 7 mil personas dejó inaugurada la fiesta con un «¡Feliz fiesta de la cerveza!».
El recinto donde se desarrolla el Ocktoberfest ocupa 34.5 hectáreas, convirtiéndose en la mayor concentración de gente del mundo, donde se mezclan gigantescas «carpas para cerveza», atracciones de feria y tiendas con todo tipo de recuerdos, bebidas y alimentos.
El alcalde social demócrata de la ciudad bávara, Christian Ude, inauguró la fiesta como marca la tradición al grito de «O’ Zapft is» («¡El barril está perforado!»), en presencia del jefe del gobierno regional de Baviera, el conservador Horst Seehofer.
Sin embargo, para muchos alemanes la verdadera Ocktoberfest no quedó inaugurada hasta la realización del tradicional desfile, del que participaron casi 10 mil hombres y mujeres vestidos con el dirndl, la indumentaria folclórica. Las mujeres con escotes de doncellas decimonónicas y los hombres con sus musculosas pantorillas y su Lederhosen.
Los orígenes del Ocktoberfest se remontan al 12 de octubre del año 1810, con motivo del matrimonio del príncipe Ludwig -coronado más tarde como rey Ludwig I de Baviera– y la princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen.
El Oktoberfest pasó así a cumplir un objetivo primordial, como lo era unir a las poblaciones de Franconia y Suabia.