Según TMZ, nueve ex integrantes afroamericanos del reality show American Idol interpusieron una demanda contra el programa, argumentando que los productores los obligaron a renunciar al concurso para aumentar los niveles de audiencia.
Fue la expulsión de Jermaine Jones, en marzo de 2012 que detono la sospecha. Desde ese momento el abogado James H. Freeman, quien solicitó llevar a cabo la demanda en nombre de los artistas afroamericanos, comenzó una investigación sobre el programa y comprobó que los productores sólo descalificaron ante el público, otros nueve competidores desde la primera temporada, todos de piel oscura, según el portal de espectáculos.
Consultado por TMZ, el productor Nigel Lythgoe contestó que está sorprendido por las acusaciones, a las que calificó como ridículas, ya que la producción del programa trata a todos los participantes de la misma manera, sin importar su raza, sexo o religión.
«Tratamos a todas las personas de la misma manera, sin importar su raza, religión o sexo. Creo que siempre hemos tenido una participación excepcional de concursantes con talento, tanto blancos como negros. No creo que se haya visto racismo en el show».