Diego Gronda, director creativo de Rockwell Group Europe, es el creador de moda. Este talentoso arquitecto argentino, cuenta con un equipo multidisciplinar de unas 20 personas, entre artistas, arquitectos, interioristas, gráficos e industriales, lo que hacen a Rockwell Group Europe, su estudio, especialista en el diseño de hoteles, restaurantes, escenografías, balnearios, centros comerciales y piezas decorativas.
«A mí lo único que a la larga me interesa es la experiencia. Porque si la iluminación es incorrecta, o los espacios son fríos, no me vuelves a dar otra oportunidad. No se trata de dinero, sino de cómo llegar a la gente desde la emoción», nos explica con acento porteño.
Su modus operandi es elaborar un guión de cada experiencia que va a desarrollar, conocer el perfil de sus potenciales clientes, ver a través de sus ojos para después abrazarlos con el diseño de una manera emocional, y si para ello se tienen que trasladar a una ciudad como Orán, para reinterpretar su cultura, lo hacen.
El resultado salta a la vista: las modernas jaimas que flanquean el lobby del hotel, las celosías fragmentadas que decoran las habitaciones, las lámparas que representan los meridianos o las alfombras que imitan las ondulaciones de una duna sahariana son estéticas abstracciones que resultan de ese intenso y riguroso trabajo de asimilación.
Durante una década, el argentino se curtió como diseñador en la oficina central de Rockwell Group en Nueva York, prestigioso estudio creado en 1984 por el arquitecto americano David Rockwell donde trabajan unos 200 empleados. Fue el propio Gronda quien se postuló para expandir el mercado fuera de Estados Unidos, y que desde 2005, Gronda decide dirigir proyectos en 15 países de Europa, Asia, África y Oriente Medio, desde su oficina de Madrid, en donde instaló su flamante estudio.
Entre sus trabajos, podemos mencionar el diseño del Hotel Le Meridien argelino, una isla sostenible en pleno Oriente Medio; la escenografía de dos ediciones de los Óscars de Hollywood; un «hotel nómada» con carpas individuales que se asientan sobre plataformas flotantes o la arena del desierto; un edificio de oficinas en Puerto Madero, el lujoso barrio de Buenos Aires; el restaurante Wasabi del mítico Taj Mahal Palace Mumbai (India); el recién inaugurado Hotel W Paris-Ópera, entre otros.
Si algo se resiste es a diseñar casas particulares. Sólo ha intervenido en mansiones de algunos clientes, por cortesía. Aunque con sus padres hizo una excepción. Se empeñó en hacerles una casa de cristal en Buenos Aires pese a la frontal oposición de su madre, de gustos más bien clásicos. Cuenta que “Una de las mayores victorias de su vida profesional fue cuando mi madre me llamó a mi casa de Nueva York y me dijo: ‘Hijo, está lloviendo y esta casa celebra la lluvia’. Mi diseño había convencido a uno de mis clientes más difíciles». Si le dejan, es capaz de diseñar lo que sea.
Más info: www.rockwellgroup.com