Los príncipes herederos a la corona de Dinamarca, Federico y Mary, por fin Bautizaron a sus pequeños retoños en la iglesia de Holmen, Copenhague, ante unos 300 invitados entre los que figuraban miembros de la realeza danesa, nobles y amigos cercanos de la familia.
Los nombres elegidos para los mellizos han sido Vincent Frederik Minik Alexander, para el niño y Josephine Sophia Ivalo Mathilda, para ella. Unos nombres muy típicos de Groenlandia.
El príncipe Federico se encargó de llevar en sus brazos al pequeño Vincent hasta la pila bautismal, la misma en la que han sido bautizados todos los miembros de la Casa Real danesa desde finales del siglo XVII. La princesa Mary hizo lo propio con la pequeña Josephine.
El niño lució un vestido de 1870, confeccionado especialmente para el bautizo de Christian X de Dinamarca. Fue su madre, la reina Luisa, quien compró los tejidos en Bélgica. Desde entonces, se ha usado en un sinfín de bautizos reales.
Por su parte, su hermana melliza lució un traje que perteneció a su bisabuela, la reina Ingrid, y de origen desconocido, que nunca antes se había utilizado para un bautizo. Tras la ceremonia, los invitados cruzaron el canal de Holmen en barco hacia el palacio de Amalienborg para dirigirse al palacete de Federico VIII, la casa en la que Federico y Mary viven y donde se celebró una recepción y una cena para los más allegados.