Uruguay enmudecía al estadio de Río de Janeiro el 16 de julio de 1950. A 11 minuto de la final, con un gol de Alcides Ghiggia, la Celeste derrotaba a Brasil y obtenía la Copa del Mundo en el estadio Maracaná.
Ganaban 2-1 y se consagraban campeones del mundo en el imponente estadio ante unas 174.000 personas.
Ghiggia, héroe del conocido Maracanazo, con 83 años a cuestas, es el único sobreviviente del equipo titular que forjó la gesta en el último partido. En una oportunidad dijo: «Sólo tres personas en la historia han conseguido hacer callar al Maracaná con solo un gesto: el papa Juan Pablo II, el cantante Frank Sinatra y yo». Su gol es apreciado como uno de los más importantes en la historia de los mundiales de fútbol.
Para Brasil, en contraste, se trata de una derrota que todavía se siente en el orgullo futbolístico del Scratch, y seis décadas después es aún considerada la peor «tragedia» deportiva de ese país, pentacampeón del planeta.