La muestra, que será inaugurada el miércoles en el Grand Palais, «tiene un carácter casi milagroso», dada la dificultad de reunir las obras que la componen, señaló Anne Baldasari, directora del museo Picasso de París y comisaria de la exposición, al presentar la misma a la prensa.
En efecto, la muestra reúne más de 200 cuadros del Greco, Velázquez, Goya, Ribera, Zurbarán, Tiziano, Rembrandt, Van Gogh, Delacroix, Manet, Cézanne, entre muchos otros artistas, y de Picasso, por supuesto, procedentes de colecciones privadas y de museos franceses e internacionales, entre estos el Prado de Madrid y el Museo Picasso de Barcelona.
El recorrido es a la vez temático y cronológico, pero estos dos criterios son supeditados a un solo hilo conductor: la mirada y la pintura de Picasso.
En cada cuadro puede verse la manera como mira a los maestros para elaborar una obra que tiene en cuenta a la vez la sustancia y la forma.
El objetivo de la exposición no es mostrar tal o tal influencia. «Picasso es quizá el único pintor que porta en sí a todos los otros grandes pintores de todas las épocas. Picasso vive en la pintura, lleva en sí a Velázquez, al Greco, a Goya y a tantos otros«, agrega Baldassari.
«Picasso cambió el mundo, nos restituyó toda la pintura» y es «esa cofradía de maestros que en su época quisieron revolucionar la pintura quienes acompañan a Picasso, lo alientan», agrega.
«Pero no quisimos un conjunto aplastante de obras. La exposición está organizada como un teatro del que los cuadros son los actores y en el cual cada espectador puede construir su propia muestra», concluyó.