Entre historia, ciencia y leyenda, este estrecho de mar es mucho más que una ruta hacia la Antártida: es un símbolo de transformación y descubrimiento
En el extremo sur del planeta, donde los océanos Atlántico y Pacífico se encuentran en un abrazo tumultuoso, se extiende el Paso de Drake. Este corredor marítimo de aproximadamente 800 kilómetros de ancho separa América del Sur de la península Antártica, y es considerado uno de los tramos de mar más desafiantes y legendarios del mundo. Un umbral natural que, lejos de disuadir, atrae a los espíritus inquietos que buscan algo más que un destino: una experiencia que marque un antes y un después.

Durante siglos, este mar de aguas intensas y cielo cambiante fue territorio exclusivo de exploradores. Hoy, sigue siendo un desafío, pero también una forma de meditación en movimiento. Para cruzarlo se necesitan dos días de navegación que pueden regalar una sorprendente calma, lo que algunos llaman el “Drake Lake”, o desatar una danza de olas, viento y niebla, conocida como el “Drake Shake”. En ambos casos, la travesía es profundamente transformadora. Ballenas, delfines y aves marinas como albatros y petreles acompañan el recorrido, ofreciendo un espectáculo natural de otro mundo.

Pero no se trata solo de llegar. El Paso de Drake es, para muchos, el verdadero inicio del viaje. En la cubierta del barco, entre el vuelo sereno de las aves y las charlas con glaciólogos o naturalistas, la percepción del mundo comienza a cambiar. Lo cotidiano se disuelve. Surge otra mirada: más atenta, más humilde, más despierta. Algunos viajeros optan por evitar el cruce marítimo y vuelan directamente a la isla Rey Jorge, en la Antártida, para embarcarse allí. Pero incluso ellos, al observar el mar desde el aire, sienten el magnetismo de esas aguas legendarias.

En este sentido, y para conocer más sobre este fascinante lugar del mundo, Quark Expeditions, la naviera líder en expediciones polares, comparte cinco cosas que seguramente no conocías del enigmático Paso de Drake y que te invitarán a disfrutar en persona esta transformadora aventura:
- No siempre se llamó así. En el mundo hispano, también se le conoce como Mar de Hoces, en honor al explorador español Francisco de Hoces, quien en 1525 fue el primero en avistar este paso. Sin embargo, fue el corsario inglés Francis Drake quien lo cruzó décadas después durante su histórica circunnavegación, y cuyo nombre prevaleció en la cartografía internacional.

- El punto más angosto entre continentes. El Paso de Drake es el tramo más estrecho de océano entre la Antártida y otro continente. Su ubicación estratégica lo convierte en el enlace natural más directo entre el Pacífico y el Atlántico sin tocar tierra.

- Drake Lake vs. Drake Shake. Así lo llaman los viajeros, dependiendo del humor del mar. Puede ser una travesía sorprendentemente serena o una tormentosa danza de olas, pero ambas versiones encierran una belleza salvaje.
