Baja California es una belleza, sus paisajes, el maridaje entre el mar y la arena, sus montañas, flora y fauna, lo convierten en uno de los parajes más hermosos en México con Todos Santos como un destino turístico/cultural increíble y con Max Uranga como una brújula perfecta para recorrerlo.

Durante la visita que realizamos al Aniversario de Pueblo Bonito Pacífica, Mary Van den Heuvel, Directora de Marketing y PR de este hermosísimo hotel, que cuenta con el interiorismo de una de mis grandes y muy queridas amigas, Olivia Aldrete.
Todos Santos ha sido en dos ocasiones, una sorpresa, un hallazgo y una belleza, la primera visita hace unos ocho meses me tomó por sorpresa, no esperaba yo layout tan hermoso, tan cercano al barro, a lo ritual pero de la manera más chic posible. Esa primera vez conocimos a Max Uranga, guía, artista y activista cultural en este lugar. Con un calorcito bastante Baja California y un sol que se paraba en nuestras cabezas, Max nos recibió en la plaza principal frente al teatro, donde nos platicó sobre la fundación de la ciudad, el festival de cine y su gran pasión: el arte y la cerámica.





Comenzamos la travesía con Max por la ciudad en varias galerías increíbles, con pintores en su mayoría locales, que están cambiando la escena cultural de esta parte de México, tan así que ya viene el Baja Art Festival, que tiene como sede Todos Santos, si Zelika García y su equipo ya caminan por allá, es que la oferta artística es rica y poderosa.
Caminar por las callecitas de Todos Santos y encontrar las más divinas boutiques de ropa espectacular, así como un par de diseñadores mexicanos que resultaron amigos de la gran Anna Fussoni, diva de la moda, hizo de este viaje uno mucho más especial, ya saben mi amor al trapo.
Uno de mis consentidos fue el hotel que lleva nuestro adorado Abelardo Marcondes, que cuenta con un bar de película de Humphrey Bogart, La Copa, donde nos recibió el mixólogo con un rico mojito que marcó la hora del coctel e inició un momento de selifies y fotos en este increíble lugar.
Para cerrar con broche de oro: Oystera, uffff que concepto visualmente tan hermoso, la cocina increíble, su personal fabuloso y unos drinks de no olvidar. Quiero volver una y cien veces.
Gracias al Fideicomiso de Turismo de BC, quienes han sido tan amables en este destino.





