Este lunes 19 de julio, el elefante Big Boy llegó al que será su nuevo y definitivo hogar: el Santuario de animales OSTOK, en Culiacán, Sinaloa.
Ante la presencia de los medios e comunicación, el activista Arturo Islas; el presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM); su hijo, Amado Zazueta y Don Chuy, entrenador de Big Boy desde hace más de 30 años, realizaron la liberación del animal que llega así al sitio donde vivirá en paz de sus días.
Después de más de 60 días en una cuarentena bajo estricto cuidado y observación por especialistas y veterinarios de México y otros países, Big Boy ha sido dado de alta por los médicos, quienes han autorizado ya su traslado al Santuario Ostok.
Con la llegada de Big Boy, quedará formalmente inaugurado este refugio de animales que, al igual que el elefante, han sido rescatados durante los últimos años. Sin embargo, debido a su popularidad, Big Boy será el Embajador del santuario.
“Big Boy no es una mascota. Big Boy nos ayudará a reunir los recursos necesarios para ayudar a algunos animales mexicanos a los que daremos una segunda oportunidad (ya que serán atendidos y cuidados) aquí con todos los especialistas”, expresó en conferencia de prensa Arturo Islas.
El también conocido como “el elefante del millón de dólares”, fue rescatado de una carpa de circo donde se encontraba hacinado, desde la prohibición de los animales en espectáculos circenses. Al aplicarse dicha ley, miles de animales fueron lanzados al abandono o a su venta, como en el caso del paquidermo, pues su manutención resultaba ya incosteable.
Fue en ese momento que el activista Arturo Islas Allende se enteró de los hechos y consiguió el apoyo económico del empresario restaurantero Jorge Cueva, conocido como Mr. Tempo, y del empresario Ernesto Zazueta, presidente de Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM). Juntos, sumaron fuerzas para logar rescatar a Big Boy con el objetivo de darle una mejor vida.
El animal llegó a las instalaciones del Zoológico de Culiacán para pasar un periodo de cuarentena y ser observado y sometido a múltiples estudios clínicos, que han llevado a Big Boy a estar en las condiciones óptimas para su traslado al santuario.
Cabe destacar que durante este tiempo Big Boy ha recuperado 350 kilos, gracias al esquema alimenticio diseñado por sus veterinarios de cabecera. A su vez, la condición de sus patas ha conseguido un progreso ya que, como se recordará, estaban severamente dañadas por el hecho de que, antes de su rescate, Big Boy pasó meses encadenado y sin posibilidad de desenvolvimiento natural.
El Santuario Ostok se encuentra ubicado a unos kilómetros de la ciudad de Culiacán, Sinaloa, en terrenos del rancho conocido como La Campana. Ahí, gracias a las labores de mucha gente, entre empresarios, patrocinadores y las donaciones de los miles de seguidores de Big Boy, se ha logrado construir la primera etapa del recinto con todas las condiciones para que este animal tenga una vida digna. Dicho Santuario ha sido creado para albergar y rehabilitar a las especies rescatadas del comercio y tráfico ilegal, priorizando a la fauna endémica de nuestro país.
Sin embargo, esto sólo es el primer paso pues aún queda mucho por hacer ya que las implicaciones económicas, humanas y materiales de un proyecto de este tipo son enormes y, a pesar de que mucha gente se ha sumado a esta noble causa, no ha sido suficiente para costearlo en su totalidad. Por ejemplo: construir la zanja que delimita el área de Big Boy tuvo un costo de un millón y 200 mil pesos. Arturo Islas Allende y Ernesto Zazueta han tenido que enfrentar esos costos de su peculio, porque el proyecto no se puede frenar.
Por eso, el activista social Arturo Islas hace un llamado a la población a que se sume a la causa y sigan donando o patrocinando porque, “el traslado de Big Boy es, apenas, el inicio de todo”, dijo.