- La guerra cristera, un enfrentamiento entre valientes y opresores
- Fe y libertad de expresión fueron los dos pilares de este enfrentamiento
La Guerra Cristera tuvo sus inicios en 1926, cuando Plutarco Elías Calles proclamó lo que se conoce como “Ley de tolerancia de cultos” el 21 de junio de 1926. En esta ley se buscaba controlar y limitar el culto fuera de la iglesia y restringir las libertades de los creyentes.
Además, se buscaba prohibir las manifestaciones de fe fuera de sus casas. Sin embargo, el gobierno no se esperaba que la fe y el valor de todos los católicos, y hasta personas sin religión alguna, que estaban dispuestos a levantarse en armas e incluso llegar a perder la vida por conservar la libertad de expresarse y de tener sus propias creencias, sin el miedo de ser castigados y juzgados por lo mismo.
Durante esta rebelión se perdieron muchas vidas, no solamente de personas religiosas, sino también de todas aquellas personas que se dieron cuenta de la injusticia social que se estaba viviendo en México al limitar la libre expresión religiosa de las personas.
Hoy en día un Cristero se caracteriza por alzar la voz cuando la sociedad lo quiere silenciar, por rebelarse cuando el gobierno quiere abusar de su poder, por ser fiel a sus gustos y preferencias sin el miedo al qué dirán. Libertad no es solamente poder hacer lo que les gusta, es sobre todo poder pensar, sentir y transmitir lo que más anhela el corazón.
“Es a través de la desobediencia y la rebelión que se ha hecho el progreso“. Oscar Wilde
La Guerra Cristera
La Cristiada pintó de blanco el cielo mexicano al prevalecer la fe y la esperanza desde 1926 hasta 1929, tres años en los que creyentes y no creyentes de alguna religión se levantaron en armas para defender sus creencias, contra un gobierno que buscaba silenciarlos y prohibirles la libertad de expresión. Muchas fueron las muertes que se tuvieron en esta guerra, pero el mensaje por parte del pueblo fue claro y persistente.
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