Dilao es un espacio silvestre concebido y diseñado por el escultor Eduardo Olbés para operar como espacio de exhibición de escultura de gran formato.
Este espacio escultórico a cielo abierto surge de una idea largamente madurada en torno a la interacción del público con las piezas. A diferencia de los medios bi-dimensionales, la escultura interfiere directamente con su contexto, y requiere un entorno adecuado para realizar su potencial. La posibilidad de apreciar las piezas desde una variedad de distancias y perspectivas es esencial no sólo para el público, sino también para el artista, que durante el proceso de creación rara vez puede alejarse mucho. El juego de las esculturas entre sí y con los elementos del paisaje es una consideración fundamental. Cada detalle afecta a los demás y al conjunto, y lo sublime está en lograr el equilibrio que permita la mayor elocuencia.
Frente a la figura emblemática del Chalchitépetl —Cerro del Tesoro— a la entrada de Tepoztlán, Dilao tiene un área de tres hectáreas reforestadas y 50 piezas en exhibición permanente. Dilao significa “amarillo” en tagalog, la lengua nativa del escultor, y nombró así a este espacio por la preponderancia del color en las flores silvestres y árboles florales que crecen en él.
El diseño del entorno es consecuente con las condiciones climáticas específicas de Tepoztlán, que se encuentra a una altitud de 1600 metros y se caracteriza por tener un clima tropical, con abundancia de lluvias, pero también épocas de prolongada sequía. Para asegurar la sustentabilidad del proyecto, Dilao cuenta con un jagüey —un mecanismo tradicional de captación de aguas pluviales— con capacidad para más de 1000m3 de agua para riego. Para solventar las necesidades de electricidad del lugar, se instalaron paneles fotovoltaicos.
El Dilao se gesta como una extensión de la obra creativa de Olbés, pero pronto desborda los límites de lo individual y convoca a otros escultores a participar en la intervención del espacio. Cada obra habita un escenario compuesto de piedra y plantas que enmarcan las esculturas y generan rincones y espacios laberínticos en el recorrido del lugar. Estos fueron diseñados para dar a cada escultura un contexto particular. A su vez, la exuberancia del paisaje monumental de las montañas de Tepoztlán es el escenario general en el que todo acontece.
Hay por lo menos siete especies de árboles de florecencia amarilla, como guayacán, acacia, lluvia de oro, plumeria, rosa de oro, x y z. A lo largo de las tres hectáreas sobre las que se extiende el Dilao, hay alrededor de quinientos árboles cultivados que se encuentran en proceso de crecimiento. La mitad de ellos son frutales y florales, tales como cítricos, granados, jaboticaba, yambolán, plumerios, flor de mayo, guayabos feijoa y mamey. Así mismo, se sembraron una variedad de especies nativas tales como ceibas, amates, chicozapotes, ciricotes, tecomates, cazahuates y huajes.
EDUARDO OLBÉS, es un escultor de origen filipino que vive y trabaja en Tepoztlán, Morelos. La obra de Olbés está informada por las tradiciones estéticas de su Asia natal, pero sus estudios de las expresiones de otras culturas, desde las Venus arcaicas a las máscaras de Mezcala, dan fundamento a un diálogo en el que a menudo hay un elemento de humor en la contextualización del pasado en la actualidad. Los materiales son de importancia primordial: al contrario del medio que ha sido trascendido por el concepto, en su caso el proceso de creación coloca al material en la incepción del concepto: lo fetichiza, poniendo en relieve no sólo sus cualidades estéticas sino también sus implicaciones históricas y culturales. Su obra se desenvuelve en la intersección de arte y diseño. Colabora con clientes individuales, arquitectos, paisajistas y decoradores para crear piezas únicas cuyo efecto estético y sensorial enriquece el espacio.
Para visitas contacta al equipo Dilao a través del correo: contacto@dilao.mx