Tengo el privilegio de ser amigo de Bernardo Masini desde hace más de 15 años, fuimos compañeros de carrera y desde ahí se consolidó una gran amistad, es un orgullo verlo ahora cumplir uno de sus sueños presentado su primer libro “Un caudillo y dos periódicos”, donde fusiona dos de sus grandes pasiones, la investigación y la historia de los medios en nuestro país. El libro es una investigación donde se toma como modelo a Álvaro Obregón y su conexión con dos importantes periódicos, lo que permite analizar la relación entre la prensa y el poder en la Revolución Mexicana.
Quienes conocemos a Bernardo sabemos que es una enciclopedia ambulante, así que era cuestión de tiempo que tuviera la inquietud de plasmar en un libro alguno de los temas en los que ha enfocado sus investigaciones por la gran curiosidad e inquietud que le provocan los tópicos de la historia universal, pero sobre todo de la historia de nuestro país.
Bernardo además de ser escritor es académico y una de las piezas clave dentro de la plantilla del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), quien ha tenido la oportunidad de tomar una clase con él, sabe que es un hombre que no solo tiene conocimientos, sino que le gusta transmitirlos, así que el hecho de publicar un libro es la forma idónea para compartir con otros un importante pasaje de nuestra historia nacional y de la relevancia que tienen los medios de comunicación en las decisiones políticas de México.
Tuve la oportunidad de platicar con Bernardo sobre este importante paso en su carrera y esto fue lo que me comentó:
Cuéntame sobre el libro…
Con el pretexto de hacer historiografía llevo a cabo un análisis comparativo del discurso de dos diarios: El Informador de Guadalajara y El Universal de la Ciudad de México. Se supone que los dos tienen un común denominador: nacieron con apoyo del gobierno carrancista hace cien años, precisamente para apoyar al constitucionalismo. Por eso era de esperarse que tuvieran una línea editorial similar. Sin embargo El Informador aprovechaba su condición “provinciana” para salir un poco del control gubernamental. Analicé su discurso en el marco de la reelección y el asesinato de Álvaro Obregón. De vez en cuando hacía travesuras y criticaba al candidato, cosa que jamás ocurrió con El Universal, que se sostuvo fiel al gobierno en esa coyuntura.
¿Por qué escribir sobre este tema?
En la carrera de Ciencias de la Comunicación del ITESO teníamos hasta hace poco un curso de historia de los medios de comunicación en México. Soy profesor en esa carrera desde 2002, y desde adolescente había tenido deseos de estudiar historia. El doctorado fue el pretexto perfecto: con la idea de rediseñar los contenidos de esa materia me vine a la capital, al doctorado en Historia Moderna y Contemporánea del Instituto Mora. Elegí comparar el periódico de mayor circulación que tenía Guadalajara en 1927-28 con el de mayor circulación de la Ciudad de México. Por cierto, los dos siguen siendo los de mayor tiraje en ambas ciudades hoy en día.
¿Cómo realizaste la investigación para escribirlo?
Como toda buena tesis doctoral, fue un trabajo de cuatro años. El primer año fue para afinar los alcances de la investigación. Entré al doctorado con la idea de analizar a El Informador de cara al asesinato de Obregón, pero pronto mi directora me hizo notar que eso tenía un alcance muy corto. Había que compararlo con otro diario abiertamente oficialista para detectar de qué tamaño y qué tan frecuentes eran las licencias que se daba el periódico tapatío. Me llevé la sorpresa de que casi no hay literatura sobre el tema. Creía que Obregón era un personaje sobradamente estudiado. Leí cuanto se ha escrito sobre él y cuanto se ha escrito sobre la prensa en tiempos de la Revolución Mexicana. Noté que hay muchas lagunas, así que este trabajo intenta cubrir algunas. Escarbé en archivos buscando papeles; revisé recortes de prensa y todas las notas en que se mencionó a Obregón entre junio de 1927 y agosto de 1928. Fueron 1,245 piezas a las que apliqué técnicas de análisis del discurso para desentrañar la ideología de los dos diarios.
¿Qué tanto ha cambiado la relación entre los políticos y la prensa?
Los medios siguen buscando a los políticos y viceversa. La diferencia hoy en día está en que antes los medios se plegaban al poder político; se cuidaban de él. Digamos que los gobernantes llevaban la batuta de la relación. Eso se fue modificando paulatinamente a lo largo del siglo pasado. Los primeros ajustes ocurrieron con Pascual Ortiz Rubio, quien se mostró débil frente a los dueños de periódicos y revistas. Luego vino el sexenio de Miguel Alemán, un presidente con intereses personales en la industria de la televisión. Desde entonces y hasta la fecha han sido los medios los que intimidan a los políticos; los que chantajean. Son excepcionales los políticos que logran tener visibilidad mediática y sostienen su independencia respecto a la prensa.
¿Qué tanto influye la prensa (en aquella época y actualmente) en asuntos políticos sobre la opinión pública?
Ya influía entonces, pero influye mucho más ahora. 72% de la población era analfabeta en esa época y no se asomaba a la prensa. Lo que se publicaba en los periódicos informaba a unos cuantos ciudadanos interesados, pero sobre todo servía para que los políticos se mandaran mensajes entre ellos. Hoy en día, con la diversidad de medios que existen, la sociedad civil está mucho mejor informada. De hecho el nuevo reto es saber discriminar entre las noticias rigurosamente armadas y las famosas fake news que proliferan en las redes sociales.
¿Álvaro Obregón fijó los parámetros de cómo se relacionan los políticos actualmente con la prensa?
Él no los fijó del todo porque reprodujo algunas prácticas que ya ocurrían en México al menos desde el Porfiriato. Sin embargo llevó a un nivel sin precedentes el gatopardismo. Fue el primer presidente en funciones que escribió editoriales. En declaraciones públicas hablaba de darle libertad a la prensa cuando ésta solía sentir la presión gubernamental. Fue muy inteligente porque los periódicos agradecieron esa “libertad” siendo muy benévolos con él.
¿Consideras que actualmente la prensa tiene independencia?
Estamos en una época de diástole. Nacen por todos lados nuevos medios, aprovechando las facilidades tecnológicas que están al alcance de más personas. Pero la mayoría de los medios en México siguen siendo muy oficialistas. Una de las principales razones de esto es que dependen de la publicidad que les compran las instancias gubernamentales. De sa manera, tácitamente están vendiendo su línea editorial. Pero junto a ellos también hay no pocos periodistas y no pocos medios que intentan hacer periodismo crítico, que invite a sus audiencias a hacerse preguntas. Lo malo es que todavía faltan años para que sean mayoría. En cuanto a otros países, hay que ver cada caso por sí mismo. Me temo que solo unos cuantos países desarrollados pueden presumir una realidad mejor que la nuestra. También en algunos llamados “países de primer mundo” hay controles gubernamentales.
¿Quién tiene que leer tu libro?
El libro pretende ser un punto de encuentro entre la historiografía, el estudio de los medios de comunicación y el análisis del discurso. Por eso puede ser útil para cualquier historiador interesado en la Revolución Mexicana, en Álvaro Obregón o en los periódicos en cuestión. También es útil para quienes quieran estudiar la relación entre el poder y la prensa en cualquier época y lugar. Además es un ejercicio de aplicación del análisis crítico del discurso que puede servirle a los estudiosos de la pragmática lingüística.
¿Donde se puede conseguir tu libro?
Es una coedición entre el Instituto Mora y el ITESO. Está disponible en las librerías fisicas de ambas universidades, ya está a la venta en la tienda en linea del Instituto Mora y dentro de unos días estará en la del ITESO, en las siguientes ligas:
https://libreria.mora.edu.mx/?q=node/34560
http://www.publicaciones.iteso.mx/
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