«Aprendan a quererlo», decía el diario The Times tras la victoria del escocés en Queen»s, donde el 13 de junio se convirtió en el primer británico que ganaba el torneo de preparación para Wimbledon nada menos que desde 1938.
Para Andy Murray la cosas no se ven fácil, pero sin duda los británicos están a un pelo de gato de confiar en que la maldición se les termine.
Andy Murray podría ganarse los corazones de los británicos, que no cuentan con un gran tenista desde Fred Perry y mucho menos el de Federer que no tendrá piedad para una final. Sin embargo, cada vez son más las posibilidades de que puedan festejar el triunfo.
Murray no se caracteriza por ser un deportista “amigable” la gente por algunos motivos no lo quiere, y él no se ha esforzado demasiado para que el público lo adoptara: maldiciendo en la pista, a la que entraba mal afeitado, echando miradas fulminantes, con el pelo y el pantalón demasiado largos, insultaba en voz alta a su ex entrenador, Brad Gilbert.
Es más cuando los periodistas británicos le preguntaban quién quería que ganara el Mundial de fútbol, contestaba «Cualquiera menos Inglaterra». No se entendió el humor de su respuesta y la réplica fueron las camisetas. «Anyone but Murray» (Cualquiera menos Murray).
Ahora Murray se ha buscado un asesor de imagen que le ha dado los primeros pasos hacia la reconciliación.
La realidad es que el “chico mal encarado” se vislumbra como uno de los favoritos para ganar, y competir con Roger Federer. Para los británicos es una gran oportunidad de festejar el triunfo que no han tenido en 73 años.